13 marzo 2011

Conversaciones

Conversación con amiga en tarde fría de invierno. De la religión pasamos a las uniones en general, y de las uniones, al matrimonio (no necesariamente eclesiástico).
Afirmo contundente que “nunca me casaría...”. Amiga piensa que “no puedo decir eso porque no lo sé”. Razón no le falta, no sé lo que va a pasar dentro de dos segundos, pero sé lo que no va a ocurrirme en la vida, mientas esté bajo mi control. De ahí el uso del condicional en la conjugación del verbo “casar-se”.

Para ella el acto de “enmatrimoniarse” significa “el compromiso adquirido por la pareja y el reconocimiento social de la relación. Un proyecto conjunto”. Para mí es “atar y atarse a alguien, arrebatándole (voluntaria o involuntariamente, dependiendo de las intenciones) lo mejor que tenemos y podemos ofrecer: libertad. Un trámite burocrático innecesario si se cree que es la consagración del amor”.

Amiga (con tintes románticos) apostilla que “es bonito y hace ilusión”. Matizo, “bonitas son las cortinas que me he comprado con tanta ilusión (y esfuerzo). Casarse es como renovar el carné de identidad; puedes vestirte como quieras; hay mucha gente que te ve y “legalizas” una situación”.
Amiga me da por imposible. Doy por imposible a amiga.

Conversación con conocido. Rato distendido en la oficina, donde el volumen de trabajo es nulo. Tarde anodina. El cine (“El amor en tiempos de cólera”, una monstruosa adaptación de una genialidad literaria), nos conduce al matrimonio. La película le gustó “después de cincuenta años, el amor permanece intacto”. Me sorprende que utilice un tono entusiasta en tamaño despropósito. “No te ha gustado la película, te ha gustado la historia”. Sentencio. Reflexiona. Le ha gustado la película y la historia. Insólito.

Para él lo “normal” es casarse, no porque “sea bonito y haga ilusión”, ni siquiera porque le gustaría hacerlo, sino porque “es lo que hay que hacer cuando se encuentra a la persona adecuada”.
Le pregunto quién es esa persona, “la que sientes que tiene que estar contigo”.
Tengo la sensación de que el amor no pinta mucho en esta concepción del matrimonio y que hay quienes se casan únicamente “para hacer bien las cosas"; para no estar solos o por comodidad.

“Atar y sentirse atados” da a ciertas personas seguridad (estabilidad emocional pasajera).
Me pronuncio irremediablemente “no creo en el matrimonio, solo en el compromiso entre personas, sin escenografías ni registros”. Sabe que vengo de otra parte, que he respirado otros aires, que soy incorregible en mis concepciones. Mi procedencia ha sido en numerosas ocasiones nuestro tema de debate.
Intenta hacerme entender que “tendré a alguien y querré casarme y tener niños...”. El orden de los factores no altera el producto: ley de vida… ¿Por qué no empezar la casa por el tejado?

Me mantengo expectante. Después de diez minutos desmenuzando “amor, tiempos y cólera”, “tendré a alguien”, no me enamoraré, solo tendré a alguien al que considere “adecuado” en mi vida. Es como encontrar unos cojines para el salón que hagan juego con el resto del mobiliario. Eso es el matrimonio.

Amiga es soñadora y se casará en ceremonia sencilla (reflejo de su persona), cuando quien tiene al lado se lo proponga formalmente. Ella nunca se lo pedirá, aunque le apetezca hacerlo, “son cosas que tienen que hacer los hombres”. Esto da para otra entrada.

Conocido es “pasota” (entiéndase el término como que le da igual lo que ocurra en su vida porque tiene capacidad suficiente para adaptarse a las circunstancias) y se casará cuando los años le apuren o encuentre a la "adecuada", salvo que se enamore y abra los ojos. “Hacer bien las cosas”, no es seguir el rebaño, es desviarse del camino libremente.

Como diría mi buena amiga Cintia Aurora María Van Heley de Haut, antes de cumplir su sueño: “la única razón por la que me casaría, sería para divorciarme”.
No tengo nada en contra del matrimonio, pero tampoco a favor de él.

7 comentarios:

Yessi dijo...

Bueno ,pues sin duda es un tema demasiado poémico, hay tantas opiniones diferentes alrededor de él, ya sea por cuestiones políticas o creencias religiosas, en fin, por mi parte respeto cualquier punto de vista, en mi caso, se que jamás me casaré bajo algun regimen religioso y si se hace firmando algun papel, es más por tramites burócraticos que por gusto.....

En fin, soy feliz con lo que tengo jajaja.

Te dejo un abrazo.

sofiasaavedra dijo...

Soy de las que quería casarse de pequeña por lo del vestido de princesa y la diadema, pero ahora mismo me da lo mismo hacerlo que no hacerlo, atar y que me aten.
Estoy bien así :)

Un beso.

Carlosideal dijo...

¡Que idealista, Danieluski!
A mi no me importaría que me ataran, aun pensando como tu, pero te refieres a ataduras y libertades más profundas.

Como ese conicido tuyo, si hay que hacer algo, se hace, aunque no haya razones de peso :)

Un beso, reina.

La Frufrú dijo...

Pienso un poco como tu amiga y como tu conocido, pero matizando.
Lo bonito es dedicarse un día entero a comprometerse con a quien quieres, pero hacerlo a solas, en ceremonia privada, sin firmas, sin invintado y sin banquete.

También creo que a veces es lo que hay que hacer, si hay niños en camino. Al menos registrarse como pareja de hecho, para que la criaturita no padezca las "modernidades" de sus padres.

Hay cosas que nunca cambian, verdad Dani? :)

Un beso.

Daniela Haydee dijo...

YESSI: Estamos de acuerdo. No es necesario casarse, aunque a veces si lo sea formalizar la unidad familiar a través de algún trámite. Mientras se pueda evitar... :P

Un beso.

SOFÍA SAAVEDRA: Te imagino poniendote papel higiénico en pelo como si fuera un velo, cuando eras pequeña... Alguien me dijo que lo hacía, porque soñaba con casarse, ahora sueña con ser feliz :P

Un beso.

CARLOSIDEAL: Quien tuvo retuvo, y algo me queda del antiguo pensamiento, aunque quede menos de mi antiguo yo. Se llama evolución, aunque a veces pienso que voy en retroceso... cosas mías.

A ver si va a ser verdad lo del romanticismo... Que no. :P

Un beso, rey.

LA FRUFRÚ: Cuantas veces habremos mantenido la misma conversación hace mil años.
El acto simbólico era nuestro concepto de unión, pero voy más lejos, a veces una mirada indescriptible une corazones eternos :P

Un beso.

Pd: miranos ahora, qué hay de aquellos viejos pensamientos, utopias?

Uno dijo...

El amor, el matrimonio, puede que tengan que ver en ocasiones, pero para mi tampoco es es lo mismo ni lo segundo tiene porque ser consecuencia de lo primero.

Disiento contigo cuando dices lo de "compromiso entre personas", si hay amor, no puede haber jaula, no hay compromiso, uno está con el otro porque quiere y se siente agusto.

Creo que tampoco puedes afirmar que no harás algo en concreto porque ahora piensas de una forma. Cambiamos y a veces lo impensado, lo increible, se da.... aunque lo más seguro sea que no.

Yo tampco creo que me case, incluso dudo que llegue a tener una pareja estable (no me refiero a su estabilidad mental, sino a la duración en el tiempo), pero ese es otro asunto, quiero decir, que no creo tenga una vinculación con papeles por medio con nadie, mucho menos con ceremonias y carga religiosa... pero nunca se sabe.

Saludos desde tu pueblo

Daniela Haydee dijo...

UNO: Sí, sí, disentimos con respecto al compromiso entre personas. Se adquieren voluntaria o involuntariamente, aunque no lo vea así.

Sí, puedo afirmar lo que sé con seguridad :P

Saludos desde tu pueblo soleado.