En esta región extremeña, la ingesta de la sandía sigue un proceso muy similar en todos los hogares, que suele producirse al mediodía, cuando todos los miembros de una familia se reúnen para comer.
1.- Colocación del manjar.
La ubicación que se le da a la sandía, es en el centro de la mesa, para que todos puedan verla bien y seguir el proceso sin dificultad alguna.
2.-Control de calidad del género.
Se golpea la sandía con los nudillos. Dependiendo del sonido que ésta emita, que puede ser de “muy hueco” a “levemente hueco”, se determinará “a priori”, si la sandía es “buena” o “mala” (para evitar sorpresas, es aconsejable que esta misma operación se lleve a cabo en el punto de venta del producto).
3.-Corte y confección
Se introduce la punta del cuchillo (cuanto más grande sea éste, más limpio saldrá el corte de la “tajá”, en extremeño, o tajada). En este paso es importante tener en cuenta dos factores: si al introducir el objeto cortante, sale un poco de líquido rosado y el crujir de la carne. Si se dan éstas dos circunstancias, la fruta “está para comerse”. Si por el contrario no sale jugo y no cruje lo suficiente, está “pasada” (o demasiado hecha).
4.-Vista y olfato.
Una vez la sandía está partida en dos mitades, se observa su color y se percibe su olor. El rosado degradado a blanquecino y ligero aroma, es síntoma de que la sandía es “esaboría”. El rojo pasión y fuerte fragancia a fruta tropical, indicará que es “sabrosa” o “jugosa”.
5.- Degustación.
Último y definitivo paso. Se completa el proceso cuando el diente es hincado en la fruta. Hay quienes, llegados a éste punto, se ayudan de un cuchillo o navaja, para quitar las pipas antes de probar la sandía. Para una degustación satisfactoria, es aconsejable morder la sandía con pipas incluidas y una vez se haya separado en el interior de la boca las mismas de la carne, expulsarlas sobre un plato, o en su defecto sobre la mesa con cuidado de no apuntar a nadie.
En la ingestión de la sandía, los comensales llegan a la conclusión de que la fruta es engañosa, pues el sonido, el color, y el crujir, sólo son conjeturas que no se sostienen en base sólida, y siempre habrá alguien a quien le guste mucho (“esta tajá ha salido buena”) y alguien a quien no le guste tanto (“pues mi tajá no tiene mucho gusto).
Nota de la autora: El proceso también resulta útil para la degustación del melón.