02 agosto 2009

De ruta


Soy enemiga de fiestas, borracheras y multitudes.
Abstemia declarada, aunque no siempre fue así. Cuando era pequeña, a veces me daban un vasito de quina Santa Catalina, para que me abriera el apetito, pues mala comensal he sido siempre y a estas alturas, no voy a ampliar mi particular abanico de alimentos mezclados cocinados, pero tan nauseabundo líquido burdeos, lo único que hacía era revolverme el estómago, y recordando aquellos trágicos momentos de la ingesta, retorcijones noto en zona abdominal, donde bondades debería proporcionarme el cercano olor a chocolate que percibo.

Este fin de semana (el mismo en el que un lustro se cumple desde mi llegada aquí), en este paraje del interior situado al sudoeste de la península, se celebra, como ya viene ocurriendo en los últimos tiempos por beneplácito del señor alcalde, sus concejales, y el señor cura, “La ruta de las tapas” en la plaza del pueblo, que consiste en que los bares desempolven sus stands, para que los autóctonos (y lugareños de otras poblaciones cercanas llegados en autobuses fletados), vayan “de bar en bar”, bebiendo y picando, hasta acabar tirados por cualquier parte (incluso en rincones inhóspitos), rodeados por vasos de plásticos, orines y botellas de cristal rotas en el suelo, espectáculo al que asistimos por la mañana, los que pagamos involuntariamente a través de impuestos, las brillanteces del terrateniente amigo de las aves, sobre todo cocinadas en un plato después de haberlas dado muerte en campo abierto.

Dicen lenguas variadas, que el señor cura (gobernante de la iglesia de la plaza dónde todo discurre), discurso corto ofreció a los asistentes a una boda, achacando su brevedad ante los presentes a que había tenido que retirarse de la ruta, para bendecir matrimonio, y a ella debía volver, para seguir festejando tan importante día del alcohol.
Numerosos ojos le vieron después lucir una camiseta blanca en la que rezaba: “La ruta de las tapas”, con todos los logotipos de los bares colaboradores, y un pañuelo rojo a lo sanfermínero. Pues fiesta no bendecida, fiesta maldita.

Analizando la preocupación de los del poder, por mantener a sus habitantes hidratados una vez al año, y sólo pensando en ellos, resulta más rentable invertir capital en emborrachar al pueblo (parco en ideas), que en sustituir los ordenadores de más de veinte años a los que los niños dan uso en la biblioteca, no vaya a ser, que una de las criaturitas salga inteligentilla, y el día de mañana sea la alternativa a las tapas y el alcohol, desplazando al “único pensamiento”.

7 comentarios:

carlosideal dijo...

Daniela, Daniela, Dani, te iba a pedir que me invitarás a la ruta del próximo año, pero viendo el cariz que ha tomado el post, creo que no me acompañarías a hacer turimo por el centro del pueblo.

¡Qué ácides eres, niña, cuando quieres!

Un beso de lugareño a autóctona.

La Frufrú dijo...

El cura de tu pueblo es muy apañao y tiene un sentido del deber extremadamente desarrollado, de ahí querer cumplir con todo y todos ;)

Muy agudo tu analisis. A veces se invierten en cosas innecesarias como bien dices, habiendo otras más importantes pero que no sale a cuenta que esten a la manos de cualquiera, por si acaso...

Un beso.

Pd: yo algo fresquito me hubiera tomado.

Fiebre dijo...

¿Ves? Ya me has hecho sentir culpable. Soy de las que se apuntan a la ruta de la tapa, la gamba, la ruta de la paella. Tratándose de comer y de beber no tengo fuerza de voluntad para decir que no.

Y ahora cada vez que vaya a un evento de este tipo, me voy a encontrar pensando en el presupuesto hurtado a la educación.

Eres mala Daniela, eres mala...
:P

zimbagüe dijo...

Empezar con quina, no es buena idea, a mi tampoco me gusta, pero hay otras bebidas que deberías al menos probar para saber que no te gusta, y si es gratis, aprovecha la ocasión.

¿Algo que otra confesión más?

Un beso.

Pd: lo del pensamiento único, me ha sonado a que en ese espléndido pueblo, son todos como borregos, donde va uno van el resto :)

Daniela Haydee dijo...

CARLOSIDEAL: hay otras rutas "más sanas" que puedes hacer, y que no marean.

Un beso.

Pd: detesto el alcohol, no puedo evitarlo.

LA FRUFRÚ: todos los curas de este pueblo (que no es el mio, grrr) son muy apañados, o si prefieres, serviciales.
La ruta está muy bien para quien les guste, pero no a costa de mi dienero.

Besos.

FIEBRE: mi malicia es incalculabre. Que no te remuerda la conciencia, tu sigue disfrutando de todo lo que te apuntes, que como contribuyente, también lo pagas...

ZIMBAGÜE: también hay quienes deberían probar divertirse sin beber. Si tu lo haces yo me bebo hasta el agua de los tiestos... (ni te lo creas ;) )

Un beso.

Uno dijo...

Seguro que también se llevan de ruta a los niños pequeños para que se vayan integrando en tan popular tradición.

Seguro que estos son los que cuando oyen que el alcohol deshidrata dicen que eso son tonterias y que no hay nada como una cerveza fresqita cuando el sol derrite hasta las piedras. Porque seguro que faltos de sol no han estado en estos días. Bueno, menos mal que hay un hospital de la Junta buenecillo para tratar coma etílicos y otros efectos secundarios de la "ruta de las tapas".

Saluedetes

Daniela Haydee dijo...

Sí, sí, los niños en el cochecito bebiendo del biberon, de momento solo leche, en uno años, alcohol de 96º, que para ponerse etílicos viene bien.

Saludos desde aquí.