25 enero 2009

Malos pensamientos


Erase una vez, en un virreinato no muy lejano, cuatro caballeros observados. Dos de ellos amantes de la dama a la que sirven, la Virreina gobernante de aquellas tierras. Y los otros dos, admiradores de un gallardo caballero, al que les gustaría ver ocupar -en día cercano- el trono, pero no por matrimoniarse con dama poderosa, sino por haberla desplazado de lugar, después de que ésta emprendiera el viaje hacia los baños de palacio acompañada por el séquito.
Caballeros vistos, escuchados y perseguidos, acuden al Repartidor Real de Justicia, y le exponen los sabotajes a lo que se sienten sometidos: “nos miran, nos oyen, nos siguen, y luego lo redactan todo en papiro y añaden dibujos.”
La dama, muy diligente y dirigente, apoya a sus caballeros, pues todavía estos les son útiles para sus empresas –en proceso de maduración aún-, y jura y perjura que no descansará hasta que los cotillas tramadores paguen por sus actos.
Son muchas las voces que conjeturan en alto:
“Los curiosos inquietos no crecen sino existe un conocimiento previo de sus acciones por parte del Reino Central (unión de todos los reinos), declara un apasionado de la ciencia ficción, para ganar tiempo mientras en su virreinato se debate sobre si el mejor calzado para escalar montañas son las chirrucas o las bambas.
“Esto es un complot del Primer Caballero (y gallardo) para perjudicar a nuestra venerada Virreina”, manifiestan allegadísimos a la del poderío en alza, cuyo color de cabello, sirve en otros virreinatos para denominar a la cerveza.
“La Gran Dama lo quiere saber todo sobre todos y pide a sus súbditos que abran ojos, limpien oídos de cera y se mantengan en forma por si hay que correr detrás alguien”, sostienen los de la Plataforma pro-Primer Caballero.
“El mandamás de los virreinatos de alrededores, debería poner orden en sus dominios, para que la Virreina deje de estar en el punto de mira, ¿injustamente?”, proclama una hippie del Reino Central, mientras éstos asisten absortos a una de indios, en sus ratos libres.
¿Espionaje? ¿Tramas con fines sospechosos? ¿Complots? No. Sería mucho suponer que lo que ocurre en el virreinato entre sus representantes, despierte tan alto interés entre los mismos, como para utilizar la información obtenida, de arma arrojadiza.

Palacio es muy grande, a veces el entendimiento entre damas y caballeros es nulo, porque las palabras se pierden en el espacio. Es tan notoria la admiración que los caballeros de la Virreina sienten por el Primer Caballero y sus colaboradores, y viceversa, que unos y otros quieren empaparse tanto como puedan,de la inteligencia sublime de sus modelos a copiar.
Debido a ese afán innato por el aprendizaje de los magnánimos del conocimiento, ambas partes han tomado medidas con el objetivo de que ninguna idea muera en soledad y que todas las voces sean oídas.
-Se han fijado ojos sobre personas determinadas; sí, de lo que se ve también se aprende.
-Se han grabado conversaciones privadas; por supuesto. Repasando una y otra vez la lección es como se memoriza lo que mañana nos hará grande.
-Se ha seguido el mismo itinerario turístico que las personas, cuyas mentes prodigiosas se ansía poseer; absolutamente necesario para conducirse en la vida como aquello que nos gustaría llegar ser.
-Se han confeccionado una guía con las aportaciones desinteresadas de sus protagonistas; acto generoso para con el resto del mundo. Lo escrito, olvidado no queda.
En mentes limpias, malas intenciones no entran, queridos y queridas todas.

18 enero 2009

Diferencias generacionales


Uno de los grandes maestros de las artes escondidas (el mismo que me enseñó a elevarme un palmo del suelo haciendo uso de la voluntad (buena) y constancia), se pronuncia a menudo sobre mis letras escritas:

-No, no y no, discípula aventajada, demasiadas ramas para tan endeble tronco. Ininteligible. Muchas ideas, muchos conceptos, nulo desarrollo. no entiende tu narración cargada de elementos sobrantes que la afean –Como es políglota a veces mezcla el idioma empleado-. Mundo no entiende a ti –Cauto en las palabras proclamadas para evitar interpretaciones malas.

Me enfurruño toda acalorá.
-Gran maestro todopoderoso del saber, cuanto escrito de mi pluma ves, más clara que el agua de un arroyuelo no podría ser… Relaja tu mente, lee despacio, saboreando cada palabra cuan si Eight O’clock fuese. Deja que la menta abra tus sentidos y música celestial oirán tus oídos.

-No, no y no aprendiza inteligentísima. No concretas; te enredas; te espesas juntando premisas. Abusas del relativo.no entender lo que tú quieres decir…
Humo me sale de las orejas. Ajos como.
-Tú no estar receptivo, gran maestro omnipotente de la sapiencia -Utilizo su lenguaje-. Yo expresarme siempre así. Mi pensamiento ser distinto al resto del pensamiento de procedencia humanoide. Cada palabra tiene una intencionalidad respecto a las que la acompañan. Son únicas, irremplazables por mi sentir y sin ellas, no existirían otras que manifestaran tan fidedignamente mi “YO” inquieto.

-No, no y no listilla suprema, tu no ser clara. Mi no entiende nada.

-Eight O’clock, maestrillo del conocimiento absoluto…

La desventaja de ser “la pequeña”, es no haber nacido antes que “el grande”, para tener la autoridad suficiente de decir con contundencia: No, no y no…

11 enero 2009

Acerca del amor, y otros sentimientos

Ella guardó entre sus senos, la carta que él le había hecho llegar al saberse morir, herido con el frío filo de la espada de aquél, que con falsos amoríos pretendía desposar a su dama (hija de emperadores), para verse proporcionado de tierras ajenas que ampliaran su poder.

Diole muerte al postulante que jamás interés alguno tuvo en su amada, y después de librarla de manos, que merecida no la tenían, abandonó la vida suspirando y con la mujer hecha palabra en sus labios: Carmesina.

Sus principios buenos no fueron. Viola tierna y a medio amanecer, quísola poseer como esposo sin ceremonia haberse celebrado, y ella, pura como la luna; despertando al amor con sentimientos encontrados, conservar su cofre cerrado deseaba, para entregarle joya ansiada por muchos, al único que juramento ante Dios hiciera, como prueba de amor incondicional hacia ella.

Tentada estuvo, tentole hubo, pues su piel cercana anhelaba y su olor de héroe embriagábale, saliendo de su cuerpo su alma, para risueña retornar, pero por más insistencia que él, cansino, ponía, ella menos lejos dejaba que su caballero llegara con caricias expertas, aprendidas en otros cuerpos.

Instada por sus doncellas, que con buenos ojos veían al caballero, y como emperador querían, para que turco barbudo no fuera su dueño, Carmesina dispuesta estuvo a ceder su joyero, si así contentos todos quedaban y propiciado el momento su amor creció, cuando su valiente gentilhombre, con palabras dulces, rechazada la hubo. Tan grande era el amor que procesaba a la dama, que respetándola, obviando las necesidades de hombre en Edad Media, refutaba del mismo modo, por lo que a morir dispuesto estaba.

Los turcos amenazaban Constantinopla, y Carmesina viose en el brete de salvar su tierra, uniéndose al turco en religión extraña, pues pureza conservaba (requisito indispensable para ser desposada). Sacrificose con moral olvidada y su perla entregó a caballero amado, que recibiola apasionado.

Presto enterose el turco de las actividades de la dama, que como esposa le practicaría y lastimado en su pundonor, la guerra declaró a Constantinopla, batiéndose en duelo con el caballero capaz de doblegar la voluntad de muchachas honradas.

Vencido por el héroe, dejose matar el turco, como mueren los valientes, de frente y con altivez, por el más loado de todos los hombres: Tirante el blanco.
Carmesina reuniose con Tirante pocos meses más tarde, pues vivir sin su ser no podía.

Cervantes en el Quijote, salvó sólo un libro de la hoguera: Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, alegando que era el mejor libro del mundo… Y posiblemente lo sea.

04 enero 2009

Intercambio de intereses


Es posible que exagerara un poco la realidad, pero el fin era noble.
Entré insegura, aparentando que controlaba la situación; que el terreno no me era del todo desconocido y que a lo largo de mi vida, otros encuentros como ése se habían producido; no demasiados, sólo los justos. No quería que pensara que iba “aprendida de todo” y que esta vez sería sólo una de tantas otras por las que estaría dispuesta a pasar hasta alcanzar la meta, sino que era importante estar allí en ese momento, pero no lo más importante. Importancia moderada.

Me senté en la silla repasando rápidamente el protocolo (piernas juntas; espalda recta; cabeza alta; no cruzar brazos; no apartar la vista de sus ojos así el vecino de arriba taladre el techo, dejando caer escombros) y después de un saludo cordial que evidenció nuestra posición en aquella reunión, hablé de mí, escogiendo las palabras precisas que me hubieran gustado oír si mi lugar hubiera sido el del contrario.

Proceso de datos: (a la vez que continuaba monopolizando la entrevista) mujer joven y por la indumentaria, moderna. Trato agradable aunque distante. Buena oyente. Predilección por la literatura (cuando saqué el tema, las orejas se le separaron un poco de la cabeza orientándose hacia la procedencia de mi voz, y los ojos se le abrieron ligeramente, renovándose su interés por mi monólogo).

La voz se me fue secando gradualmente. Insistí en la literatura, invitándola a que interviniese con mis pausas. Ya conocía lo que yo hubiera querido saber de cualquier persona en mi situación. Era el momento de que ella hablase, de que se explayase en un terreno en que se sentía cómoda y a través del cual yo podría acercarme más a lo que perseguía.Empatía.

Procesando datos: le gusta la literatura. Mujer joven, moderna, sensible. No le cuesta hablar sobre sí misma: natural y sencilla.

Conversamos. No hacía demasiadas preguntas (poca práctica en entrevistas laborales, estaba tan asustada de que la falta de experiencia la delatase, mostrándome sus puntos débiles, como lo estaba yo de no agradarle), pero fue una observación suya la que hizo que me alejara brevemente de la verdad, la única existente.
-Veo que dominas varias lenguas…

Procesador en marcha: cree que hablo idiomas. Hablar idiomas igual a facilidad para la adquisición de nuevos conocimientos. Punto a mi favor. Soy adaptable. Y los sería al menos en dos países distintos más…

En esa parte del currículum tal vez me excedí un poco… ¿quién no lo hace? Muchos tenemos como poco conocimientos medios de los idiomas que nos enseñaron (o lo intentaron) en el colegio y bachillerato (sí, fui bachiller) y es bueno que los demás lo sepan… Catalán (sí, sí, éste sí, aunque al sudoeste de la península no me sirva de mucho, mi tierra habla por mí); francés (bueno, con el francés empecé hace un par de años… en dieciocho más, me confundirán con una autóctona); inglés (es perfecto, sólo que habitualmente no lo hablo porque las personas de mi entorno no me entenderían ni yo a ellos), y castellano (lengua materna, aunque no tenga demasiado valor, ya van cuatro).

Intercambiamos unas palabras más antes de la despedida.
No quería aquel empleo para beneficiarme de una cantidad a final de mes a cambio de mis especias, sino porque de naturaleza activa, en mi interior tenía el irrefutable convencimiento de que podría ser útil (como en el libro "Las normas de la casa de la sidra" de John Irving, sus personajes) a esa empresa, si además me recompensaban por ello, no les haría el feo de rechazar su bondad. Me necesitaban tanto como yo a ellos.

Dos días más tarde, me dieron el “sí, quiero”, y desde entonces, decenas de libros he leído.

Pd: puede que haya empezado el año con la moral elevada más allá de las nubes, pero todo depende del color con que se mire… (Jarabe de Palo) “No preguntes lo que tu empresa puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu empresa” (John Kennedy).