11 enero 2009

Acerca del amor, y otros sentimientos

Ella guardó entre sus senos, la carta que él le había hecho llegar al saberse morir, herido con el frío filo de la espada de aquél, que con falsos amoríos pretendía desposar a su dama (hija de emperadores), para verse proporcionado de tierras ajenas que ampliaran su poder.

Diole muerte al postulante que jamás interés alguno tuvo en su amada, y después de librarla de manos, que merecida no la tenían, abandonó la vida suspirando y con la mujer hecha palabra en sus labios: Carmesina.

Sus principios buenos no fueron. Viola tierna y a medio amanecer, quísola poseer como esposo sin ceremonia haberse celebrado, y ella, pura como la luna; despertando al amor con sentimientos encontrados, conservar su cofre cerrado deseaba, para entregarle joya ansiada por muchos, al único que juramento ante Dios hiciera, como prueba de amor incondicional hacia ella.

Tentada estuvo, tentole hubo, pues su piel cercana anhelaba y su olor de héroe embriagábale, saliendo de su cuerpo su alma, para risueña retornar, pero por más insistencia que él, cansino, ponía, ella menos lejos dejaba que su caballero llegara con caricias expertas, aprendidas en otros cuerpos.

Instada por sus doncellas, que con buenos ojos veían al caballero, y como emperador querían, para que turco barbudo no fuera su dueño, Carmesina dispuesta estuvo a ceder su joyero, si así contentos todos quedaban y propiciado el momento su amor creció, cuando su valiente gentilhombre, con palabras dulces, rechazada la hubo. Tan grande era el amor que procesaba a la dama, que respetándola, obviando las necesidades de hombre en Edad Media, refutaba del mismo modo, por lo que a morir dispuesto estaba.

Los turcos amenazaban Constantinopla, y Carmesina viose en el brete de salvar su tierra, uniéndose al turco en religión extraña, pues pureza conservaba (requisito indispensable para ser desposada). Sacrificose con moral olvidada y su perla entregó a caballero amado, que recibiola apasionado.

Presto enterose el turco de las actividades de la dama, que como esposa le practicaría y lastimado en su pundonor, la guerra declaró a Constantinopla, batiéndose en duelo con el caballero capaz de doblegar la voluntad de muchachas honradas.

Vencido por el héroe, dejose matar el turco, como mueren los valientes, de frente y con altivez, por el más loado de todos los hombres: Tirante el blanco.
Carmesina reuniose con Tirante pocos meses más tarde, pues vivir sin su ser no podía.

Cervantes en el Quijote, salvó sólo un libro de la hoguera: Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, alegando que era el mejor libro del mundo… Y posiblemente lo sea.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Para que luego digan que los hombres sólo buscamos una cosa en la féminas. Sí a veces es lo único que queremos, pero también tenemos sentimientos y sabemos esperar (forma parte de la táctica).

Gran hombre,ese Tirante.

Un beso.

Anónimo dijo...

Lo de Romeo y Julieta no fue nada al lado de estos dos del Medievo, aunque después de haber visto la peli (no he leído el libro "craso error) :( podría haberse titulado Los sentido al alza.

Muy buen resumen de lo acaecido, si señora.

Un beso.

Uno dijo...

Menos mal que todavía no se había escrito "El código Da Vinci" porque sino Donoso Cortés más que loco hubiese acabado chalado y de salvar algo lo mismo apostaba por el libro que copió Ana Rosa Quintana.

Saludetes

P.D. Entoces Tirante... es el que se la tira antes, ¿no?

Saturnino dijo...

Ya no quedan caballeros como los de antes, y posiblemente tampoco queden damas.
Bonito relato, no lo conocía.
Un saludo.

Breuil dijo...

NO comparto el romanticismo de esos libros pero Tirant es el mejor libro de caballerías de todos los tiempos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si Cervantes leyó Tirante el Blanco antes de escribir el Quijote (el libro más aburrido del mundo), ¿por qué no lo tomó como referencia para amenizar la vida del de la Mancha?

Buen resumen, aunque te hayas saltado las batallitas realzando la prepotencia varonil de la época.

Un beso caballeroso.

Anónimo dijo...

No me gustan la novelas de caballerías, ni los duelos, ni las armaduras, ni los caballos, ni las damas enamoradizas, ni los caballeros... Sólo los vestidos de la época por su funcionalidad, barrer la casa sin coger la escoba, jejeje.

La peli es divertida, pero el libro se me antoja tan cansino como el mísmisimo Tirante.

Un beso.

Daniela Haydee dijo...

ZIMBAGÜE: ¿y quien dice esas cosas tan feas? ¡Calumniadores!

Un beso.

SOFÍA SAAVEDRA: Calisto y Melibea también sufrieron lo suyo, pobres, para luego acabar como los demás.

No dejes de leer el libro. Es fantástico.

Un beso.

UNO: loco y chalado ya lo estaba... Los libros no se queman si acaso algunos se pueden reutilizar en emergencias graves. (apretujón)

Saludos.

SATURNINO: Estoy de acuerdo contigo, ni damas ni caballeros, y casi es un alivio, porque el recato fingido, acaba provocando úlceras en el estómago.

Un saludo.

BREUIL: Más que romanticismo, a veces podría tratarse de carnalismo. Cuanto mayor me hago, más reniego del sentimentalismo, romanticismo, sensibilismo literario que años "a" consumía.

CARLOSIDEAL: ¿El Quijote aburrido?
Si algún día me lo acabo, tendré argumentos suficientes para que cambies de concepto.

Un beso.

LA FRUFRÚ: tu si que eres práctica. Estoy muy, pero que muy de acuerdo contido, y deberían volver a hacerse esos vestido para mantener la casa limpia.

Un beso.