Erase una vez, en un virreinato no muy lejano, cuatro caballeros observados. Dos de ellos amantes de la dama a la que sirven, la Virreina gobernante de aquellas tierras. Y los otros dos, admiradores de un gallardo caballero, al que les gustaría ver ocupar -en día cercano- el trono, pero no por matrimoniarse con dama poderosa, sino por haberla desplazado de lugar, después de que ésta emprendiera el viaje hacia los baños de palacio acompañada por el séquito.
Caballeros vistos, escuchados y perseguidos, acuden al Repartidor Real de Justicia, y le exponen los sabotajes a lo que se sienten sometidos: “nos miran, nos oyen, nos siguen, y luego lo redactan todo en papiro y añaden dibujos.”
La dama, muy diligente y dirigente, apoya a sus caballeros, pues todavía estos les son útiles para sus empresas –en proceso de maduración aún-, y jura y perjura que no descansará hasta que los cotillas tramadores paguen por sus actos.
Son muchas las voces que conjeturan en alto:
“Los curiosos inquietos no crecen sino existe un conocimiento previo de sus acciones por parte del Reino Central (unión de todos los reinos)”, declara un apasionado de la ciencia ficción, para ganar tiempo mientras en su virreinato se debate sobre si el mejor calzado para escalar montañas son las chirrucas o las bambas.
“Los curiosos inquietos no crecen sino existe un conocimiento previo de sus acciones por parte del Reino Central (unión de todos los reinos)”, declara un apasionado de la ciencia ficción, para ganar tiempo mientras en su virreinato se debate sobre si el mejor calzado para escalar montañas son las chirrucas o las bambas.
“Esto es un complot del Primer Caballero (y gallardo) para perjudicar a nuestra venerada Virreina”, manifiestan allegadísimos a la del poderío en alza, cuyo color de cabello, sirve en otros virreinatos para denominar a la cerveza.
“La Gran Dama lo quiere saber todo sobre todos y pide a sus súbditos que abran ojos, limpien oídos de cera y se mantengan en forma por si hay que correr detrás alguien”, sostienen los de la Plataforma pro-Primer Caballero.
“El mandamás de los virreinatos de alrededores, debería poner orden en sus dominios, para que la Virreina deje de estar en el punto de mira, ¿injustamente?”, proclama una hippie del Reino Central, mientras éstos asisten absortos a una de indios, en sus ratos libres.
¿Espionaje? ¿Tramas con fines sospechosos? ¿Complots? No. Sería mucho suponer que lo que ocurre en el virreinato entre sus representantes, despierte tan alto interés entre los mismos, como para utilizar la información obtenida, de arma arrojadiza.
Palacio es muy grande, a veces el entendimiento entre damas y caballeros es nulo, porque las palabras se pierden en el espacio. Es tan notoria la admiración que los caballeros de la Virreina sienten por el Primer Caballero y sus colaboradores, y viceversa, que unos y otros quieren empaparse tanto como puedan,de la inteligencia sublime de sus modelos a copiar.
Debido a ese afán innato por el aprendizaje de los magnánimos del conocimiento, ambas partes han tomado medidas con el objetivo de que ninguna idea muera en soledad y que todas las voces sean oídas.
-Se han fijado ojos sobre personas determinadas; sí, de lo que se ve también se aprende.
-Se han grabado conversaciones privadas; por supuesto. Repasando una y otra vez la lección es como se memoriza lo que mañana nos hará grande.
-Se ha seguido el mismo itinerario turístico que las personas, cuyas mentes prodigiosas se ansía poseer; absolutamente necesario para conducirse en la vida como aquello que nos gustaría llegar ser.
-Se han grabado conversaciones privadas; por supuesto. Repasando una y otra vez la lección es como se memoriza lo que mañana nos hará grande.
-Se ha seguido el mismo itinerario turístico que las personas, cuyas mentes prodigiosas se ansía poseer; absolutamente necesario para conducirse en la vida como aquello que nos gustaría llegar ser.
-Se han confeccionado una guía con las aportaciones desinteresadas de sus protagonistas; acto generoso para con el resto del mundo. Lo escrito, olvidado no queda.
En mentes limpias, malas intenciones no entran, queridos y queridas todas.
8 comentarios:
Querida tu también, me pongo en la piel de los espiados. Yo también me siento igual cuando voy al supermercado. Hay cámaras, que me ven, no ve oyen pero me siguen. Por fortuna, quedo muy bien en pantalla y no me preocupa demasiado que sepan la marca de arroz que utilizo, pero no deja de ser un atentado a mi privacidad, ¡entrometidos!
Besos.
Sin duda, un ejemplo a seguir. Para obstentar cargos, hay que prepararse e imitar al que se tiene al lado.
Tu interpretación sobre los hechos, es muy conciliadora, pero lo del espionaje entre integrantes del mismo partido, tiene mayor atractivo. Seguiré pensando mal.
La avaricia por el conocimiento lleva a querer conocer aquello que debe ser privado, mas hay quien no repara en formas y metodos para obtenerlo dejando atrás la ética y respeto.
Pero el ladrón de saberes deja huellas que pueden ser seguidas y cuando al fin es descuerto sólo puede emular a Socrates y decir aquello de "yo sólo sé que no se nada".
Saludos
A mi me parece fascinante el tema. Ya veremos en qué acaba. Y mientras tanto, el partido fagocitándose por dentro... En política ha quedado claro que lo que importan son intereses propios, o sea, alcanzar el poder; no el bienestar del administrado.
Así, sin oposición, gobierna cualquiera. :)
Un abrazo dsde el sur.
Uno, es política, lo "privado" también cuenta. A la muejr del César se le sigue exigiendo que parezca casta.
En esta historia de damas y caballeros te falta el villano, y la mano negra, que seguro apareceran...digo yo, espero el desenlace final.
Un abrazo.
Todo esto resulta muy divertido, y desde aquí, me ofrezco para "aprender" lo mismo que están "aprendiendo" los unos de los otros. Me comprometo a ser discreto. Mantendré las distancias y vestiré como butanero para que nadie sospeche de mi.
De niño, quería ser investigador privado (veía mucho la tele), por lo que soy un nombre con recursos.
Un beso.
Adoraba la serie Luz de luna (bueno, en realidad adoraba a Bruce Willis y me repataeba el estómago Sybil Shepard), y todo esto me ha recordo una de las tramas en las que participaban políticos.
El espionaje existe en todos los ámbitos, por eso no me extraña que se investigen entre ellos los integrantes de un mismo partido (ellos sabrán sus intereses), pero que no lo hagan con el dinero del contribuyente y luego pidan medidas milagrosas al gobierno porque estamos en crisis.
A lo mejor si confiamos un pocó más los unos y los otros,empleamos mejor los fondos.
SOFÍA SAAVEDRA: mujer, mientras no escuchen tus conversaciones telefónicas, pierde cuidado.
Y pensar que hay quienes hacen realities con su vida, el último Bustamante.
Besos.
ZIMBAGÜE: mente sucia. En búsqueda del conocimiento basado en la experiencia, de eso se trata, no de inmiscuirse en la vida de nadie para sacar tajada.
Un beso.
UNO: cuando Sócrates dijo eso, seguro que no tenía informes de personajes públicos de su época sobre la mesa. Negar la evidencia es evidencia la mentira.
Un saludo.
BREUIL: el poder es responsabilidad, o al menos eso pensaba, por lo que sin duda, soy una irresponsable innata, pues el poder no lo quiero ni con un lacito rojo que lo envuelva... Si es que eso de mandar, aunque sea mal, se les da mejor a otros.
Un abrazo de mediterranea.
SATURNINO: el villano aparecía subliminalmente,pero cierto es que habrá que esperar hasta que sea identificado y luego agradecerle estos momentos de diálogo que nos ha facilitado.
Un abrazo.
CARLOSIDEA: noto cierto retintín en tus palabras... Seguro que serías un gran Mike Hammer (pero tendrás que dejarte bigote... bueno no, que con los pelos que otros tienen en la cara, estamos servidos).
Besos.
LA FRUFRÚ: estoy de acuerdo contigo. Sin desconfianza, hay fe ciega. Con fe ciega, el dinero de muchos sirve para algo más que comprar papel y escribir informes :)
Un beso.
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