Querido JuanKa:
Corren malos
tiempos para la familia.
Todo el mundo
habla sobre ello; hemos atravesado fronteras, pero no puedes pretender ni por
asomo que calcen tus zapatos ni que se metan en tu piel, mucho menos, que
entiendan lo complicado que es desempeñar un papel que no has elegido.
Te ven en
recepciones con presidentes de distintos colores y nacionalidades; en cenas de
gala con embajadores; atravesando el globo terráqueo de un extremo al otro en
viajes oficiales; presidiendo actos; entregando premios; asistiendo a cumbres,
y creen que te estás dando la gran vida a costa del sudor de sus frentes, pero
están equivocados: porque estás trabajando; partiéndote el lomo para que todos
ellos estén bien representados y cuando salgan fuera del país, encuentren a
alguien que les diga: “Español, buena gente” y les abra la puerta de la
hospitalidad.
Los flirteos del
niño de antaño; la separación de una de las niñas; la imposición de una mujer
sin reino y reincidente en el matrimonio como futuro reemplazo de tu señora,
son disgustos que quedaron atrás. Entonces también todos hablan sobre vosotros,
pero lo hacían desde el respecto y la compresión, justificando vuestros actos
con una realidad olvidada con intención: “Son humanos, sufren y padecen como
nosotros”. Estas consideraciones os acercaban más al pueblo, que ya no os
admira ni quiere como antes.
Los últimos acontecimientos han minado la opinión
pública y en algunos aspectos razón no les falta, convendrás conmigo.
El yerno de tus
ojitos tiene la mano tan larga como sus piernas, que es lo de menos. Lo grave,
no son los hechos, sino que haya salido a la luz manchando la reputación de la
familia. Pese a tus esfuerzos por desvincularte del asunto, condenando con
discreción su mala cabeza, para que tu hija no sufra, es inevitable que os vean
como un conjunto, no en vano vivís con su dinero. Son los que pagan vuestros
sueldos a cambio de una austeridad fingida.
Luego está lo de tu nieto mayor, que se dispara en
el pie con una escopeta estando con su padre. Como cazador que eres, debe ser
habitual para ti dejar armas de fuego al alcance de los niños. Es como ser
mecánico y poner a tu hijo delante del volante antes de que haya cumplido la
mayoría de edad.
No habría que darle
mayor relevancia. Algunos accidentes son inevitables, y los niños, ya se sabe
que a veces tienen ideas de bombero. Es lamentable lo ocurrido, pero tampoco
hay para tanto. El chico podrá caminar sin dificultad, que es, a fin de
cuentas, lo que podría inquietarte algo.
Y tú, frustrado por la situación que atraviesa
el país desde hace varios años, preocupado por todos los jóvenes que no
encuentran trabajo y por todos aquellos que lo perdieron; aplomado por tantas
vidas arruinadas; con trastornos del sueño severo, tú que eres de tan buen
dormir, hasta en esos eventos interminables y aburridos que poco interés tenían
para ti, decides despejarte; desconectar unos días matando a los elefantes que
sobran en Botswana y a la vez, haciendo un bien social en aquellas tierras. Tan
mal tino has tenido, que te fracturas la cadera y tus representados se te echan
encima en bandada, como si hubieras estado haciendo algo de lo que
avergonzarte. Solo buscabas una vía de escape, como todos necesitan hacer al
menos una vez en la vida, y si ellos tuvieran tus contactos y amistades, por descontado que acabarían
liquidando animales.
JuanKa, no son
buenos tiempos, no, no lo son.
Ya no se acuerdan del 23 de Febrero de 1981, cuando
te aplaudieron y empezaste a ser admirado. Cuando salvaste sus vidas.
Has hecho lo que
tenias que hacer, bien aconsejado por tu hijo y tu esposa: pedir disculpas por
ser un humano más que comete errores, pero algunos no se conformaran con tu
sincero arrepentimiento y serán despiadados contigo y los tuyos en adelante.
Están enfadados,
no se lo tengas en cuenta. La única diferencia entre tú y ellos es que tú
llevas la corona y ellos la soportan.
Tú
conciencia.