24 octubre 2010

La vida se compone de pequeñas y grandes historias, tan breves como largas, que empiezan y algunas, hasta acaban.
Historias nuestras o de otros, de las que somos protagonistas o secundarios, pero cuyo desarrollo sin nuestra intervención no sería la misma. Aportamos lo que les falta, para suavizarlas o encrudecerlas.

He recordado, al hilo de lo que contaré más adelante, algunas de esas historias olvidadas, en las que no sé qué ocurrió, solo tengo la certeza de que las viví, y haberlas olvidado, es como haber hecho desaparecer una parte de mí, que ignoro si me gustaría reencontrar.

La memoria selectiva elige los recuerdos que no nos hacen daño y borra los que hieren, pero hay circunstancias adversas que marcan y se alojan en nosotros como una carga, unas veces más pesadas que otras, y esa veces tan pesadas, la historia se reproduce en la memoria, haciéndonos sentir (incluso padecer), lo mismo que cuando ocurrió en una realidad tangible.
Si esos recuerdos permanecen es para que cambiemos parte de la historia. No podemos actuar sobre lo sucedido, pero si sobre sus consecuencias, y ahí empieza otra historia.

Lo que creemos olvidado, se oculta en alguna parte, morando hasta que lo recuperemos... Hace unos días recuperé uno de esos recuerdos, una de esas historias: una decena de niños de entre ocho y diez años, entraron en la oficina con una hucha de hojalata y pidiendo un donativo para la iglesia... sí, para la iglesia, no hay bastante con pasar el cepillo, ni con las participaciones de lotería que ya se han empezado a vender, ni con la asignación tributaria de quienes marcan su casilla
en la Declaración de la Renta…, hay que inculcar el sentimiento solidario a los niños y movilizarlos... La causa no solo no me motiva nada, sino que además me exaspera, y mucho que ver tiene mi ateísmo confeso (se acabó lo del agnosticismo, soy atea).

Como trabajadora previsora, no suelo llevar dinero encima habitualmente: no tomo café, no como en horas de oficina, y no compro agua (las botellas las relleno en casa, que cincuenta céntimos al día son trece euros al mes, y con esa cantidad pago la factura de la luz bimestral), por lo que cuando argumento mi falta de colaboración alegando que “no tengo dinero”, no miento (de ahí lo de previsora) a la causa solidaria que se me planta delante.

Cuando era niña, un poco mayor que los pequeños beatos de la iglesia, para costearnos el viaje de fin de curso de octavo, (estudié la E.G.B., la E.S.O, me parece una formación despectiva) durante las Navidades de ese año vendimos lotería.
A algunas puertas tuve que llamar para que me compraran un boletito (con lo vergonzosa que he sido siempre y lo poco que me gusta pedirle a nadie nada), mostrando inocencia en mi carita y con una vocecita que no me salía del cuerpo, y cuando recibía una negativa por respuesta (los atrevidos que nos abrían las puertas. Padres y madres del barrio con hijos en la misma situación que la mía), la decepción llegaba. Ese es mi recuerdo, la desazón que se siente cuando “fracasas” en una empresa emprendida, independientemente de cuál sea el fin.

Hasta pena me dieron esas criaturitas movidas a hacer el bien ajeno, cuando salían de la oficina arrastrando los pies y con la mirada clavada en el suelo y eso que no les he contado “la verdad” acerca de la iglesia, de eso ya se encargará la vida, pero aunque no lo sepan (como yo tampoco lo supe en su momento), les he entregado algo mucho mejor que dinero: una historia y un recuerdo. Que utilidad les den tendrá que ver con lo que son hoy y lo que serán mañana.

7 comentarios:

Fiebre dijo...

¡Cómo nos parecemos en esto!
Yo tengo claro que no serviría para comercial. Al primer NO me enroco cual erizo (me acabas de dar una entrada hecha).

Pero a pesar de que te iba a comentar prolijamente la entrada me has dejado anonanada con el recibo de la luz.
Yo no entiendo ´lo mío´. Pago casi 40 euros mensuales.
Lo curioso es que tengo la cocina...de gas. El calentador...de gas. ¿La tele, el ordenador, la plancha y el micro gastan tanto?
Grrrrrr.

Uno dijo...

Yo también hice la batida por pisos vendiendo loteria para pagarme un viaje de fin de curso. Toda una tarde con el puerta por puerta, muchas decepciones y creo que 3 números vendidos.

Toda una experiencia poco grata.

Afortunadamente, no suelo encontrarme crios que me vendan loteria, suelo trabajar a las horas que vienen. Lo último parecido fueron niños cantando villancicos, cosa que me horroriza, me dieron algo de pena, pero les solté un "no, gracias" con cara de cansancio y les cerré la puerta. Además de pena, me mosquearon un poco el estilo pedigüeño del los crios con oscuros fines recaudatorios, y peor, con un estilo tan amerícano de película, que no hacía nada más que empeorar la cosa.

Hiciste, bien, hemos de mostar al mundo que hay gente sabe decir "No".

Saludos desde tu pueblo

sofíasaavedra dijo...

Utilizo el "no", habitualmente, pero a veces, sin darme cuenta, cuando la "causa" o la "persona" de la "causa" me dan mucha pena, sin darme cuenta abro el monedero.

Contra los lacitos no puedo hacer nada. A veces me asaltan por la calle y me lo colocan en la ropa y me sabe mal decirles que no :(

Un beso.

La Frufrú dijo...

Querida Dani, tomarse la vida como pequeñas historias me parece un acierto, historias que empiezan y terminan como tu dices, y no como una única historia. Eso me calado, niña.

Me gustaria saber que hacen esas personas que ponen cara de seta cuando les dices que colaboras (economicamente) con su loquesea, si les piden un donativo o les intentan vender una moto, ¿dirán a todos que sí? Si tienen tanto dinero,porque se lo piden a los demás :)

No sé, a algunas organizaciones me las creo,a otras las descreo del todo.

Un beso.

carlosideal dijo...

¡NO,NO y NO! Es tan fácil :P
Podrías ampliar lo del proceso del olvido, es interesante. Post a la carta :)

Un beso.

Daniela Haydee dijo...

FIEBRE: Por la parte que me toca, el comercial no se nace, se curte. Servimos para más cosas de la que pensamos y que no digan "NO".

En cuando a lo de la luz... tengo contratada la mínima potencia, por lo que también pago el mínimo :P

UNO: Yo no vendí mucha más lotería. Si es que no valgo para eso.

Si van a casa, tienes mirilla, para ver quien llama y evitar decepcionar a las criaturas :P

Saludos desde tu pueblo.

SOFÍA SAAVEDRA: Tengo una colección de lacitos, sí, es inevitable, pero quitárselo estaría "feo".

Un beso.

LA FRUFRÚ: Los voluntarios predican con el ejemplo y dan donativos cuando se les pide, sino sobrepasan las cinco veces al día. A la sexta, se han quedados sin calderilla, o eso me gustaría pensar :P

Un beso.

CARLOSIDEAL: Pensaré en lo de escribir por encargo, puede resultar una experiencia satisfactoria, aunuque si me aplico tus "nos", de entrada demandada, nada de nada, faltaría más :P

Un beso.

Aureliano Buendía dijo...

Daniela,,, como siempre me ha encantado leerte, tu post me ha hecho pensar en mis propios recuerdos y en la forma de digerirlos.

Por cierto,, vives en badajoz no?? te lo digo porque se que vives en extremadura pero por los carteles de la ciudad parece badajoz... ahora estoy con una chica de allí que vive en macondo y suelo ir por esos lares.

un besazo :)