Procuro desoír conversaciones ajenas en los treinta metros cuadrados de oficina, sin tabiques de pladul que delimiten espacios, en el trabajo.
Me centro en el ordenador, sumergiéndome en mi mundo de pensamientos particulares y solo oigo voces sin escuchar lo que dicen, exceptuando algunas palabras sueltas que fuera de contexto no tienen sentido para mí.
Profesor de criminología en la universidad, al que nos une una relación laboral (no por su desempeño, sino por el nuestro) y compañero de colegio del jefe, habla distendidamente con el susodicho, y de los recuerdos infantiles pasan a la actualidad (de niños a hombres), deteniéndose ambos en la profesión del profesor (a petición del jefe que es muy curioso) y a su experiencia antes de dedicarse a la enseñanza.
Me esfuerzo por no oír ni escuchar, los asesinatos no me interesan demasiado, mucho menos las circunstancias en las que se producen ni sus protagonistas, pero perdida la concentración, no la encuentro en ningún lado (demasiado poco espacio).
“Todos somos asesinos potenciales con la capacidad de actuar en cualquier momento cuando salta el resorte…”
El “resorte” es la unión de dos o más factores que nos conducen a cometer el homicidio.
El jefe pregunta (vaya mañanita me está dando, tengo el Colacao a medio digerir) y pregunta y vuelve a preguntar hasta que con tanta pregunta desemboca en mi (su única empleada).
-¿A qué perfil se ajusta Daniela?
¿¡Eh!? ¿¡Yo!? Con ninguno, mi potencial es nulo. ¡Qué ocurrencias! Pregunta más risueño que el sol en abril sobre los melocotoneros. Y su interlocutor le da coba.
-Tiene una expresión dulce y armoniosa y un halo misterioso… (soy discreta y reservada y abuso de los dulces, puede que eso se refleje en mi cara, además cuando tomo pastelitos me quedo muy plácida). Le sería muy sencillo ganarse la confianza del sujeto y seducir a la víctima con la serenidad que transmite. Mente fría y calculadora (¡cómo en las películas!), paciente y sutil. Envenenamiento (con aceite de ricino… Mí víctima moriría deshidratada…).
Y yo, calladita. No habiendo querido oír pero habiendo escuchado todo.
Después de esto, lo de confiar en las posibilidades de cada uno, me parece altamente peligroso. No quiero creer ni explotar que potencialmente hay mucho más en mí de lo que conozco. Prefiero que los demás crean en mis posibilidades que creer en ellas yo misma… Por la cuenta que me trae.
5 comentarios:
Sí ya lo sospechaba yo,... eres una asesina potencial, y además a lo mosquita muerta, por lo callado.
Menos mal que ese gran profesor ha sacado a la luz lo que yo intuía. Pero disiento yo creo que también tienes un potencial para matar a lo bruto y bestiajo, con mucha vilencia excesiva. Sí, fijo, seguro. Vamos que lo estoy viendo :-P
Curiosos colaboradores tenéis, en breve seguro que sacan: "CSI. En el suroeste de España". :-)
Danieluski, Daniela, Dani, lo que hay en ti es inescrutable y me sorprende esa vertiente tuya, aunque el criminológo tiene razón todos poseemos esa capacidad.
Esto es como la bisexualidad, todos los somos, pero a veces solo desarrollamos una tendencia determinada.
Lo de calculadora y sútil te va.
Te he visto "matar" con miradas, pero eso sí, porque se lo merecía.
Un beso, homicida favorita.
Hace años en un reportaje se dijo que naciamos con un "gen asesino", lo del profesor va en la misma linea por lo que veo, y aunque científicamente esté probado, prefiero pensar que el homicida no nace, sino que se hace :)
Todos nacemos con muchas capacidades que ignoramos y que en situaciones límites nos sorprenden.
¿Y no podías haber ido a baño?
Un beso.
Como he leído un poco más arriba, en situaciones extremas somos imprevisibles.
¿Qué clase de asesino sería tu jefe? :)
UNO: Yo también me veo más bestiaja (sin líquidos rojos por el medio) con un cojín bien puesto, se acorta la vida.
Por cierto, todos somos asesinos potenciales... (¡Aquí no se libra nadie!)
Saludos desde tu pueblo para tu pueblo.
CARLOSIDEAL: Recoozco que se me da bien la fulminación a distancia, y si es cara a cara, no fallo. Los ojos sirven para algo más que para mirar :P
Un beso.
SOFÍA SAAVEDRA: La situaciones límite hace que nos conozcamos mejor... ¡Hay tanto por descubrir en cada uno de nosotros!
Un beso.
ZIMBAGÜE: Pronto repentino. Esa es la respuesta, con remordimientos posteriores :P
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