Primer partido (lo oigo por la radio antes de irme a trabajar), lo inesperado esperado ocurre; la maldición de los de colorado pulula sobre nuestras cabezas y algunas voces se alzan, pero las que más escuecen son las italianas: “Si la favorita pierde no son tan buenos y cualquiera puede ganarles” (o con algo así se desmarcan los dados a actitudes chulescas, doy fe de ello (la experiencia me avala). Los “pretenciosos” de la bota han quedado fuera del mundial… Estos eran los “cualquiera” que podría ganar a España… Ya.)
Algo más absurdo leo, “la novia periodista del portero, responsable de la falta de concentración de su novio”. Europa es arcaica, y algunos de nosotros también por considerar que una mujer cuando hace su trabajo distrae. El problema lo tiene el que no se centra (en caso de que sea así, que uno es profesional y hay que considerárselo), no la que está centrada.
El mundial nos tiene tan entusiasmados que nos expresamos en Zulú, que es lo que se lleva ahora, tanto es así, que hasta los políticos se atreven y se oye decir al señor nevado del puño en alto, del de la niña “pa’rriba”, niña “pa’bajo”, que “se ha convertido en la vuvuzela de la crisis con un cansino y molesto no a todo”. El canguro oficial de las “gaviotas”, no es una vuvuzela (1), es un audífono con las pilas agotadas.
El mundial nos tiene tan entusiasmados que nos expresamos en Zulú, que es lo que se lleva ahora, tanto es así, que hasta los políticos se atreven y se oye decir al señor nevado del puño en alto, del de la niña “pa’rriba”, niña “pa’bajo”, que “se ha convertido en la vuvuzela de la crisis con un cansino y molesto no a todo”. El canguro oficial de las “gaviotas”, no es una vuvuzela (1), es un audífono con las pilas agotadas.
Por otra parte “Miss hippie” considera que “el gobierno es como el balón jabulani (2) no sabes por dónde te va a salir”. Obvio que las estrategias se mantengan en secreto y no se aireen para que los demás no las utilicen a su antojo, de eso trata el politiqueo, aunque "algunas ilustres muy leídas" no se enteren.
Segundo partido. Estoy en el trabajo atendiendo a unos señores que llegan justamente veinte segundos antes de cerrar la oficina (como de costumbre). Enfrente del trabajo, a medio metro, el bar con la tele a todo volumen. Se oyen voces y gritos, miro la tele rápidamente (que desde mi posición detrás de la mesa se ve muy bien) ha marcado España (de lo contrario los carmesí no se abrazarían tanto). La selección vuelve a ser peligrosa. Los favoritos renuevan credos y callan bocas.
Tercer partido. De nuevo en el trabajo. Cambio de horario. Ahora estoy secuestrada hasta las nueve de la noche. Ni un alma en pena osa aparecerse. El bar no ha abierto sus puertas por la tarde (ven el partido desde casa). No sé lo que pasa hasta que salgo a la calle desierta (hora del cierre) y un hombre con sus auriculares dice “0 – 1, España”. Las cosas van bien por el momento. Vuelvo a casa y veo el resto del partido… No soy futbolera, pero cuando juega la selección me vuelvo hincha y vivo el mundial como el primero que recuerdo en mi vida, el del “82”, con el archiconocido Naranjito y la "mirinda" como refresco.
Estoy convencida de que no importa cómo se empieza un mundial, sino como se termina y aún puede pasar de todo, aunque todo lo que queremos que pase es atravesar fronteras y volvernos mundiales.
(1) trompeta horripilante ensordecedora que los sudafricanos tocan sin descanso.
(2) en zulú, signifca "celebración" , el balón éste año es una fiesta.