Xynthia llegó, nos despeinó (en el mejor de los casos) y se fue con aire de señoritiña, a ejercer su despotismo a otra parte. La “tormenta perfecta” nos dejó algo desperfectos, pero tras su marcha, he vuelto a ver el sol, al que creía desterrado desde principios de diciembre.
Cuando lo habitual se torna poco probable, es el momento de las pequeñas cosas, esas que todos tenemos y a las que no les prestamos atención, porque están demasiado cerca.
Después de la tormenta, siempre sale el sol (aunque no sepamos cuanto tiempo tarde en hacerlo).
6 comentarios:
¡Ay Dani! La Costa del Sol...y ¡no lo veo!
Aquí no estamos acostumbrados. Se te acaba "nublando" el carácter...
Mañana es la enésima ´alerta de no se qué color´.
¿A ti no te gustaba mojarte? Disfruta de la lluvia y dejanos el sol a los que preferimos su sofocante calor :)
Todo es demasía es cansino.
Dani, querida, estoy medio chafá y fofa. No levanto los pies del suelo por pereza. Estoy atolondrada y más harta que harta.
Las pequeñas cosas me dan un poco igual, pero si valorar un día si lluvia es una pequeña grandeza, por todos los dioses que empiezo hoy mismo a adorarlas :)
Un beso, cuca.
Danieluski, ya son ganas de ponerte filosófica con lo que no está cayendo ;)
Xynthia por aquí se ha llevado varios árboles y tejados, pero viendo lo que ha hecho en otros sitios, podemos estar contentos.
Después de tres meses lloviendo, puedo aseguar que me encanta el sol, que de pequeño no tiene nada :)
El Sol siempre está ahí, en le mismo sitio, tras las nubes. A veces, a pesar de todas las circunstacias, con alzar lo necesario la cabeza basta para poder verlo.
"Cuando lo habitual se torna poco probable, es el momento de las pequeñas cosas, esas que todos tenemos y a las que no les prestamos atención, porque están demasiado cerca"
Este pequeño fragmento de tu texto simplifica con acierto uno de los mayores retos de la supervivencia humana. Ha sido un pequeño regalo leerlo.
Saludos, Daniela.
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