16 noviembre 2008

En tierra extraña

En una de esas vueltas de peonza que da la vida, salí despedida hacia otras tierras, con costumbres nada habituales allí de donde procedo.

Sus gentes tienen un aspecto muy saludable (mofletudos), pues su gastronomía goza de un alto contenido calórico. Morcillas, chorizos, lomos, solomillos, al más puro estilo casero, cuelgan de los techos de cocinas matanceras en toda casa que se tercie. Los lugareños compran un cerdito nan (enano), lo alimentan con las sobras de las comidas durante un año, y cuando el pobre cree (porque no sólo rumia, también tiene pensamiento profundo) que su vida será tan buena como la del difunto porquet (puerquecito) vietnamita de George Clooney, lo ejecutan al llegar el invierno… A saber a cuantos amigos habré abandonado en la taza del váter, tras un proceso descendente de mi naturaleza.

La elegancia en la vestimenta es evidente. Lejos de mi chándal y mis zapatillas de felpa, las féminas barren la puerta de la calle, o van a tirar la basura, ataviadas con trajes chaquetas; perlas alrededor del cuello; pendientes brillantes de bisutería en las orejas y como toque distintivo, “enlacan” sus cabellos, para que con el movimiento propio de una conversación establecida con la primera persona que se cruza en sus caminos, no les traicione un solo pelo y se salga de sitio.

Hombres y mujeres se cortejan siguiendo un curioso ritual ancestral… El “macho” aborda a la “hembra”, pronunciando las palabras claves, para que ésta intuya las intenciones del primero: “Te invito a tomar un café”. Si la “hembra” está receptiva, aceptará el cortejo y tendrá lugar el segundo asalto: el “macho” pide una cita a la “hembra”, cuyos sueños de niña se materializan en ese instante… Yo soñaba con ser escritora, pero me he quedado en escribiente.

Del transcurso de ese encuentro, surge la petición de mano, ya que finalidad de ellos y ellas es el matrimonio… ¡Sorprendente!

La ceremonia (normalmente religiosa, salvo que los contrayentes vayan de “progres” y se lleven al oficiante a un lago, en la búsqueda desesperada del romanticismo), se celebra ante una multitud portadora de todo el oro de sus hogares (y prestado también), que cubre cada milímetro de piel. Las “muchachas” lucen como Sisí emperatriz y los “muchachos” como su partner, Francisco José I… Llegados a este punto, me doy cuenta de lo absurdas que eran mis consideraciones respecto al amor, al que pensaba que no había que amarrar con lazos burocráticos, por si se acababa, dejarlo volar libremente sin necesidad de deshacer lo hecho, pero resulta mucho más rentable casarse en régimen de bienes gananciales y sacar buena “tajá”, del contrato firmado en su día, como recompensa al martirio padecido durante la supervivencia.

Por estos lares, la religión tiene un papel fundamental en todo evento transcendental en la existencia humana (según percepciones eclesiásticas), distinguiéndose dos modos operativos; en el primero, el personal cualificado por la Iglesia (curas), ofician actos en la casa de Dios (que es la de todos, de 8 de la mañana a 9 de la noche, ininterrumpidamente), con la deferencia para con los feligreses, de no añadirles el I.V.A a los precios “manejados”; y en la segunda variante, el “profesional” se desplaza a impartir sus bendiciones allí donde es reclamado, con las dietas pagadas… Siempre en beneficio del prójimo, por supuesto.

Cuan E.T. descubriendo la Tierra, veo la vida con los ojos de un extraterrestre. Observo todo cuanto ocurre a mí alrededor; me relaciono con terrícolas; aprendo lo que no sabía, pero sobre todo, si algo bueno tiene vivir lejos de Marte, es haber nacido allí.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No te hubiera tu gustado nada vivir en la prehistoria. En esa época ni siquiera colgaban las piezas para dejarlas secar, se las comían directamente.

Muy interesante la aproximación entre macho y hembra...´

Un beso.

Anónimo dijo...

A diferencia de con E.T., seguro que a ti te caben los sombreros, jejeje.

A los amigos no se les abandona en turbulentas aguas, aunque sean unos cerdos.

Un beso de terrícola.

Pd: ¿habrá segunda parte?

Uno dijo...

Curiosos habitos y costumbres.
Para integrarte mejor lo que tienes que hacer es dejar "a Marte" y casarte con un mozuelo sanote :P

Saludos

Aureliano Buendía dijo...

Me hiciste reir Daniela y mucho... jejejej.

Supongo que eres de ciudad (de una gran ciudad) y estás en un entorno muy rural, el cambio es enorme y es normal tu extrañeza.....jejejej.

Macondo está en un enclave próximo a entornos rurales como los que describes, aún así a mi me choca mucho pues imagino lo que te choca a ti. Hay lugares que parecen que se han congelado en el tiempo.

Besos..

Anónimo dijo...

¿Te imaginas que pensarían esas señoras peripuestas, de tu lugar de procedencia si tuvieran que vivir allí? ¡Se llevarían las manos a la cabeza!

Si es que vienes de un sitio muy raro, las cosas como son.

Besos.

Daniela Haydee dijo...

SOFÍASAAVEDRA: Mucho me temo que en algunas regiones del mundo, siguen utilizando el mismo sistema de supervivencia.

Quizás, si me hubiera críado en un ámbito así, ahora no me darían repelús los embutidos colgados.

Un beso.

CARLOSIDEAL: No sólo me caben, sino que además me sobran pues de cabeza "chica" soy.

Si tienes razón pero si no sabes que es amigo tuyo...

Un beso.

UNO: Precio alto por la integración pagaría... Con un poco de adaptación será suficiente, pero sin cambiar mi modo de ver la cosas, claro.

Saludos.

AURELIO BUENDÍA: Me alegra haber conseguido ese efecto en ti.

Soy de pueblecito cercano a ciudad grande, donde predomina el libre pensamiento y las apariencias no importan tanto.
Conocía este paraje "rural", pero una cosas es visitarlo de vez en cuando y otra vivir en él... Pero sí, lo chocante acaba siendo divertido.

Besos.

LA FRUFRÚ: Formarían el "movimiento para el uso del tacón en la limpieza del hogar",y se presentarían a las elecciones para cambiar las cosas. Son muy dispuestas ellas.

Un beso.