
Frente al feliz papá de ojos rasgados, expresión serena y sonrisa conciliadora, propia de personas sencillas, se sientan un presentador de inteligencia ausente, cuyas palabras pronunciadas resultan apocalípticas, y cinco periodistas (a cual más “rarito”) con “dos o tres patadas en la cabeza” como poco, causantes de la brillantez de sus intervenciones.
Tras el resumen de la vida del invitado en una introducción sensacionalista acompañada de imágenes del tipo... “Nació mujer, siguió un proceso hormonal para conseguir su sueño, que vio cumplido cuando se practicó una mastectomía, pero conservó sus órganos femeninos para ser padre…”, empieza la retahíla de preguntas, fruto de inquietudes periodísticas.
-¿Cómo se siente un padre, cuando por fin tiene a su hijo entre los brazos?
“Como se sentiría cualquier padre o madre que tiene lo que más ansia a su lado”
El entrevistado obvia el alto grado de estupidez de la pregunta y se limita a responder educadamente.
En el plató, los presentes fingen una actitud de naturalidad, que según va transcurriendo la noche no pueden mantener blindada. La periodista gritona se remueve en el asiento cuando oye que fue inseminado por su esposa, después de haber acudido a un banco de donantes, con una jeringuilla.
-¿Cómo te inseminó tu mujer?
Su compañero de pupitre, que al menos pedía prestado los apuntes cuando no iba a clase, le explica por lo bajito: “se pone el sem…”. El presentador, con lista de prioridades distorsionada, creyendo que no le enfoca el cámara (que en realidad está deseando pillarle en un renuncio), hace señales al experto sexólogo para que guarde silencio.
“Hasta donde yo sé, cada uno/a introduce en su vagina lo que le apetece, y si lo hace en el momento propicio, a lo mejor sale un niño”
La de la vena hinchada con aires de flamenca, hace una aportación inestimable al periodismo más genuino
-Cuando te mirabas en el espejo desnudo, con la barriga y los pechos gordos, ¿no te dabas asco?
“Mandan varias docenas de eggs, que esto lo pregunte una madre, tiene delito, pero que además insista en ello después de que le aclaren que el pecho no crece cuando se extirpan las mamas, es de mujer aventajada en lindes desconocidas.
El pecho le creció a la mujer, del infinitamente paciente, invitado. Todos se alborotan en sus sillas, cuan perro con pulgas.
-¿Qué el pecho le creció a tu mujer durante tu embarazo?
Tantos años ejerciendo de cardiólogos cotillas, que al resto del cuerpo lo tienen olvidado. Lactancia inducida… No ocurre con frecuencia, pero la posibilidad de que una mujer produzca leche sin haber estado en cinta existe (Ciencias Naturales, 7º de E.G.B, del siglo pasado).
El embrión de once semanas, se pega cabezazos contra el cordón umbilical dentro del vientre de su papá, que encaja las impertinencias de los presentes sin que su sonrisa desaparezca de su cara.
Llega el turno del que tira los tejos al presentador pelo pincho (por si éste un día se confunde), de disipar todo tipo de dudas sobre la sexualidad del entrevistado.
-Las relaciones con tu mujer, ¿son de hombre a mujer o cómo son?
“No, de gallifante a gallifante, que resulta más morboso por lo de la dualidad”
Animado por el tema, el rubiales teñido continua.
-¿Cómo son tus partes?
“Probablemente tan apermanentadas como las tuyas…”
No contentos con sus genialidades, ponen al santo varón una encuesta, en la que se les pregunta a señoras de la edad de Matusalem, qué les parece que un hombre esté embarazado, y éstas, despavoridas, sueltan todo tipo de barbaridad por su boca sin cuidar las formas, consecuencia de una educación de mente estrecha…
Cambié al canal de la entrevista estrella, ya que la estrellada, había acabado con mi dosis de benevolencia diaria y mientras miraba al que aspira a hacer una orgia con los Licenciados en periodismo, me preguntaba, ¿serán postizos?