20 julio 2008

El Castillo


Guardó las llaves que abrían la puerta del castillo en el cofre, pero galante caballero se las arrebató tirándolas al fondo del rio para que nadie pudiera darles uso jamás.

Durante años, el castillo estuvo vacío, desatendido, frío como las piedras que lo alzaban hasta que llegó el día en que un pescador las encontró en el interior de un pez y tras descubrir deambulando entre las malezas del bosque a la dama, se las entregó sin saber que le pertenecían.

Liberada al fin de la culpabilidad que la atormentaba por no haber cuidado más las llaves, observó la humildad en los ojos del pescador y se las devolvió.

Desde entonces, el pescador guarda el castillo y la dama cocina los peces.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Da...

¿Qué estamos, en fase experimental o las vacaciones te han amilonado?

La historia es bonitilla, pero con esa manera tuya de decir las cosas sin decirlas, haces que piense más de lo que desearía en esta época del año.

Castillo, llaves, pescador... ¿no serán metáforas de lo que pienso, verdad?

Besos.

Anónimo dijo...

Así que la dama andaba triste porque no podía quitarse el cinturón de castidad...

¡Gran hombre el pescador!

Un beso.

Anónimo dijo...

Buena capacidad de síntesis.
Impresionado.

Nos oímos.

Anónimo dijo...

Desde luego... Confias en caballeros galantes, te roban el corazón, y luego lo ahogan para que nadie pueda reestablecerlo...

¡Más pescadores bondadosos deberían poblar el mundo!

Un beso.

Pd: aviso a damas sensiblonas, NUNCA os fieis de galantería de supuestos caballeros.

Anónimo dijo...

¿Nuevo look bloggero?

Ella es pretty woman y él, el principe azul que salió rana, como todos los de sangre cian y al final se queda con el de la pescadería al que le compra el pescado para no tener que pagar nunca más por algo que puede tener gratis cuando quiera.

Un beso.

Anónimo dijo...

A la tercera va la vencida...

¿Dónde estás las llaves, matarile rile rile, dónde estás las llaves matarile rilela?

En el fondo del rio, matarile, rile, rile, en el fondo del rio matarile rilela

El criado le quita las llaves a la ama de la casa para que la despidan por haberlas perdido y le nombren mayordomo incrementándose así su sueldo, pero luego se enamora de una campesina y se va a cuidar cabras al monte para tener leche fresca todos los días y comer queso casero. El pez, que pasaba por allí, es el verdadero mártir de la historia, porque entrega su vida para que la de los demás sea felices y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Abrazos varios.

Anónimo dijo...

Buenas, Danielita.

El mal llamado caballero, se gana la vida haciendo "trabajitos" y el ex de la dama, le pagó un dinero para que provocara que el pescador encontrara las llaves y endosarle a la criatuara de la que se había desenamorado.

Bueno, seguro que va de otra cosa mucho más profunda, pero puestos a divagar, mi interpretación sobre los hechos es la más aproximadas... aunque otros den más de una versión para acertar... ¡ACAPARADOR!

Un beso, reina.

Daniela Haydee dijo...

LA FRUFRÚ: ambas cosas a la vez... No sé lo que piensas, pero sí lo son.

Besos.

ZIMBAGÜE: después de tus aproximaciones... Síguelo intentanto. Gracias por tus aportanciones.

Un beso.

SOYYO: El poder de las cosas sencillas. Gracias.

Buena semana.

SOFÍA SAAVEDRA: mujer, tanto como nunca... mira que es mucho tiempo, pero sí, mejor desconfiar a confiar en guaperas supérfluos.

Un beso.

CARLOSIDEAL: No hay interpretación alguna, es lo que se lee.
¡Que empeño a darle tantas vueltas!

Un beso, rey.

PD: acaparador no, buen comentarista

Uno dijo...

¡Qué apaná la dama! Seguro que ahora en su carné ya no pone de profesión "dama" sino "sus labores". Seguro que el pescador era un chico con gancho, humilde pero con gancho.

Daniela Haydee dijo...

UNO: y de buen corazón, que tener buen gancho no es suficiente para enganchar a damas laboriosas.

Saludos.