25 mayo 2008

Musa

Aquel verano aún me huele a mar; me sabe a sal; lo oigo gaviota; al tacto es suave; lo veo en una memoria cuyos recuerdos me he negado olvidar, como si de mí dependiera el proceso mental de almacenamiento y destrucción de vivencias.

La conocía desde mucho antes de haberla visto nunca. Ella era a quien esperaba sin saber que esperaba a alguien, por ello, cuando la vi caminando por la arena con los pies descalzos, asistiendo ambos al alumbramiento de un nuevo día, supe que había encontrado lo que ignoraba que necesitaba tanto. Dejé el café que me estaba tomando sobre la mesa de la terraza y bajé a la playa a reunirme con ella.


Se había detenido delante del mar. La ligera brisa de un junio en ciernes acariciaba suavemente sus cabellos rubios. Se volvió en mi dirección al notar la presencia de un extraño. Su tersa piel era dorada y desprendía un suave aroma a jazmín que aún ahora, puedo aspirar.

Me sonrió brevemente.

Bastaron dos segundos para saber que la amaría hasta el infinito.

Le faltó una vida para saber si me amaría.

Inspiración.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Dani.

Hermoso nombre para una mujer.
A veces nacemos sabiendo lo que existirá en nuestro interior.

Un beso.

Uno dijo...

Uys, no, no, ya estamos entrando en otra cadencia peligrosa.

Te lo ejemplizar al estilo Quique Santander. Imaginate una cuerdad de saltar a la comba. Comienza en un extremo fijo, un punto estático y luego a través de su recorrido da vueltas. Imagina que el otro extremo está suelto y se mueve siguiendo la inercia del resto de la cuerda. Nadie sabe donde ni como acabará... esto le comienza a pasar a los finales de tu relatos... son demasiado libres... incluso para ser considerados finales.

Saludos

Anónimo dijo...

Mi inspiración es morena y de ojos aturquesados... Nunca me la he encontrado en la playa, pero me encantaría coincidir con ella este verano... :)
¿Alguna sugerencia?

Un beso, musita de mi razón.

Anónimo dijo...

Pardiez... si tus finales son abiertos, algunos comentarios son inintiligibles.

A mi si me parecen finales y la incertidumbre del entramado me gusta... ¿Los musos también pasean por la arena?

Besos

Anónimo dijo...

Bonita historia de amor, porque en difinitiva, ¿lo es, verdad? Amar aquello que no se desconoce cuando aparece.

Buen relato.

Besos.

Daniela Haydee dijo...

ZIMBAGÜE:... pero no lo descubrimos hasta que lo encontramos ;)

Un beso.

UNO:¡Arriba la libertad! Aunque sea la de una cuerda... :) No creo que se trate de finales abiertos, sin muy cerraditos, porque en las últimas frases, se encuentra el desenlace, distinto es que la imaginación de cada uno vuele en otros sentidos...

Nunca he entendido bien a Kike... lo de la cuerda a medias.

Saludones.

CARLOSIDEAL: no utilices bañador tipo slip, sino boxer, que es lo que le gusta realmente a Inspiración ;)

Besos.

LA FRUFRÚ: estoy de acuerdo contigo... ;)

Sí, querida, musos, camioneros, psiquiatras, princípes, pingüinos... A todos te los puedes encontrar el día menos pensado.

Besos.

SOFÏA SAAVEDRA: "aquello que no se desconoce", bonita frase. Más amor, es necesidad de "algo", que haga que todo vuelve a funcionar, pero lo puedes llamar como quieras.

Besos.