07 enero 2008

Con otro aire

¿Por qué cada vez que veo una película asiática o leo un libro cuyo autor tiene los ojos rasgados (como si entrecerrándolos mejorara su visión) tengo la sensación de que cada frase oída o leída, es una sentencia proverbial, que incita a la reflexión y te sumerge en un mar sereno de movimientos imperceptibles (bálsamo para almas alborotadas), y días después la sensación de bienestar persiste y estás tan obnubilado que eres capaz de superar cualquier obstáculo tan sólo repitiendo mentalmente la frase en cuestión?

¡Autosugestión!, sin duda alguna, debida a mis devaneos con tiendas de propietarios de aquel continente… No las frecuento habitualmente, pero cuando quiero encontrar algo concreto al más bajo precio, sé dónde acudir, sin necesidad de preocuparme por la hora que es. Ellos siempre están abiertos, y siempre sonríen, aunque no entiendan muy bien lo que les digas. Cuando me dispongo a pagar (después de haber olido todas las velas aromáticas, las barritas de incienso frutales, las piedras decorativas, el pegamento, las alfombras y de haber abierto todo lo que se puede abrir), miro a la persona que me atiende y pienso: “Tu sí que sabes”, pues no en balde la sabiduría de miles de años acompaña a aquellos que nacieron en tierras orientales, donde las dagas y los dragones voladores tienen su significado, y los almendros de flores rosas perfuman las leyendas…
Y es que:
El dolor hace pensar al hombre. El pensamiento hace al hombre sabio. La sabiduría nos conduce a la verdad

3 comentarios:

Uno dijo...

Uhmm, no sé, no sé. Me suena todo un poco a cuento chino. :P

Cierto que es otra cultrua, que tienen otro ritmo de vida más sosegado y calmado (menos en la peliculas de tortas que cuando se ponen... dan mil en 3 microsegundos) y que parecen serenos. Pero no creo que en realidad sean tan distintos a nosotros.

Yo creo más bien el dependiente está haciendo un acto de contención emocional al ver que le has toqueteado toda la tienda, y pensando "Paciencia, paciencia, por Confucio, paciencia...".

Sayonara, baby (vale no es chino, pero no sé como se dice en chino).

Anónimo dijo...

Pues pinta de darle más al intelecto si tienen... será por lo de los ojitos rasgados... Claro que los mismos ojitos se me pone a mi en el baño...

No serán como nosotros ¿y como somos nosotros? (pensaré en ello algún día), pero la carita de sabios no hay quien se la quite...

Un saludo, Da.

Anónimo dijo...

Me pasa lo mismo que ti, todo lo oriental tiene aroma de sabiduría...

Un saludo