Arles, Francia, Siglo XIX.
Un
holandés y un francés, amantes de la pintura, se van a vivir juntos durante un
periodo, instigados por el hermano del holandés, para poner en común sus
conocimientos e inquietudes artísticas, su forma de ver y capturar la vida en
un lienzo, a una casa amarilla.
El primero, siente verdadera admiración por el
segundo, por lo que habiendo llegado antes a Arles, pinta y pinta sin
desenfreno como el loco considerado por sus coetáneos que era, para decorar las
paredes y así sorprender a su colega (y
amigo) con su arte.
No
sabemos si el segundo se sintió halagado o le entraron ganas de salir
corriendo, lo que ha transcendido es que ese tiempo de intercambio pictórico y
conexión de almas se volvió un calvario para ambos tras no llegar ni a entendimiento artístico ni personal.
Pintar, pintaron sin cesar en un diálogo de pinceles en que los dos eran
sordos.
Se
aborrecieron tanto, tanto, tanto, que al final de la convivencia solo quedaron
dos platos y el francés, llegó incluso a temer por su vida, pues el carácter
del pelirrojo cada vez era más rudo probablemente porque no aprobaba que, el
que debería estar dormido, pasara gran parte del día bebiendo en compañía
femenina de alquiler, y le inquietaba que por la noche se colase en su
dormitorio para verle dormir.
Vincent
al cerciorarse de que para Paul, Arles solo era un parada más antes de llegar a
su ansiada Tahití y de que para él su estancia allí no tenía el mismo
significado y por lo tanto menor
importancia, rabioso se cortó la oreja (solo un trocito), y se la envió
envuelta en un papel a su admirado, que al verla tan impregnada en rojo, se fue
despavorido.
El
holandés era Van Gogh, el francés Gauguin. En vida nunca congeniaron, a pesar
de sus intentos, pero si hay algo que les une, es que las obras de ambos fueron
valoradas por la crítica cuando ellos ya no podían rivalizar sobre su éxito.
3 comentarios:
Dos genios en la misma jaula. No quiero pensar como serían las disputas comunes de la convivencia: te toca a ti fregar los platos, te has dejado toda la noche la luz encendida, en el váter usa la escobilla, etc...
Dos genios en la misma jaula. No quiero pensar como serían las disputas comunes de la convivencia: te toca a ti fregar los platos, te has dejado toda la noche la luz encendida, en el váter usa la escobilla, etc...
Te has salido del lienzo y has pintado la pared... ¿Para qué imaginarlo? Cosas de artistas.
Saludos desde tu tierra lavada por el agua.
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