13 noviembre 2011
PreCampaña
Empieza la precampaña oficialmente, lo que equivale a que los partidos promocionen sus candidaturas ajustándose al periodo establecido para ello, los quince días anteriores a unas elecciones. Sin embargo, tengo la sensación de que con las misivas que se dirigen “los del puño cerrado”, “los amantes de las aves” y demás participantes en esto de hacerse con el poder, continuamente, aún no he vivido un solo día de mi vida consciente (a partir de los tres años desde mi nacimiento y cuando no estoy durmiendo) sin campaña electoral.
El “equipo rojo” cree fehacientemente que permanecerá unos años más al cargo del cortijo, confiados ellos… Todavía no se han dado cuenta de que cada ocho años los españoles cambian sus chaquetas apolilladas por otras que no saben cómo les sentarán.
El “equipo azul”, por otra parte, cree que son los héroes que salvaran y liberaran a la nación (el concepto lo tienen asimilado como el conjunto de españoles capaces de decir “O sea, ya sabes” en la misma frase siete veces) de los plebeyos adinerados que se han cargado España en los últimos años.
Los votantes de los supuestamente “salientes” piensan que las circunstancias no han sido las idóneas para gobernar el país y que hay que hacer uso de la empatía y comprender que se ha hecho lo mejor posible dada la situación global por la que atraviesa el mundo y parte del universo.
Los votantes de los hipotéticos ”entrantes” niegan la existencia de una varita mágica que lo solucione todo en un “tris” si su candidato llega al poder. Consideran que hay que dejar pasar un tiempo prudente de cuatro a ocho años antes de empezar a ver resultados positivos. Ponen el parche antes de que se pinche la rueda.
Veo el debate televisado entre los cabezas de lista, solo el primer asalto, en el segundo me quedé dormida y no porque no me interesen las propuestas de los unos y de los otros, sino porque me aburre soberanamente que tanto el de los "ojitos estreñidos” como el de los “ojitos de ternero degollado” rememoren el pasado insistentemente con tono acusatorio.
Cierto que para entender la situación actual hay que tener en cuenta la historia, pero podrían haber aprovechado la concesión de minutos en la televisión para exponer su programa (en el caso del de los “ojitos de ternero degollado”, no negarlo y justificarlo) en lugar de recriminarse hazañas vistas desde dos realidades distintas.
Tengo claro el voto (las mujeres se lo debemos a Campoamor, los hombres a haber nacido hombres) y mis ideas (en política lo tengo todo bastante claro, pese a que a veces todo parezca difuso).
No cambio mi vieja chaqueta por ninguna nueva que parezca mejor, aunque comprendo que hay quienes lo hagan dependiendo de la conveniencia. Los intereses de cada cual prevalecen por encima de los ajenos… para algunos no hay más ley que esa.
Critico lo que me toca y lo que no querría que me tocase ni de lejos, partiendo de la base de que los errores están al acecho y una vez se cometen, reconocerlos es esencial para subsanarlos.
Conozco los resultados de antemano, no porque tenga dotes clarividentes, sino por la tendencia de las últimas décadas y sé que ocurrirá en las próximas legislaturas.
Somos un país previsible, en eso, no cambiamos.
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7 comentarios:
Yo no tengo nada claro, no sé si seguir con los mios de siempre, o probar en otras ociones más radicales pero del mismo color. Es posible que acabe votando a un minoritario.
No sé, quizás el día 20 lo tenga más claro.
Saludos desde tu tierra
Me muevo en las mismas aguas de mares distintos. Cuando las cosas no se hacen bien, hay que hacerselo ver a los gobernantes para con los votos.
La ideología es más o menos la misma, pero con matices.
Un abrazo.
Yo muchas veces me pregunto que pasaría si la mayoría de los votos fuesen en blanco. Porque no cabe duda que ese es el voto del cabreo, la gente quiere votar, y vota, pero como ningún partido le merece confianza, pues va y vota en blanco.
Feliz fin de semana.
Un saludo.
Pensamos los mismo Dani y aunque me gustaría ser más rotunda y no volver a votar a quienes me han decepcionado al final la cabra tira al monte y lo hago.
En el fondo me puede la ideología o lo que creo que queda de ella en determinados partidos.
No lo tengo claro, pero sé lo que haré.
Un beso
Estoy reflexionando... que es lo que toca hoy.
Un beso
He llegado hace un rato del colegio electoral.
Nunca me he cambiado la chaqueta aunque a veces me han dado ganas comprarme una nueva.
¿Por qué la gente se vestirá tanto para ir a votar?
¡Yo en chandal y sin haber ido a la peluquería!
Un beso.
Alea iacta est (La suerte está echada)
Espero que también esté de vuestra parte.
Saludos, besos, abrazos, carantoñas...
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