04 septiembre 2011

Real

Recupero una entrada de hace tres años, modificada con los nuevos conocimientos adquiridos respecto a la historia y al hilo de la biografía que estoy leyendo sobre un "real", muy "real".





Relatan que Cata se enamoró de Quique, el hermano de su difunto marido, cuando salían en pandilla siendo ambos muy jóvenes, aunque ella un lustro mayor que él. Quique (que por entonces buscaba mujer seria para formar una familia, que además se ocupara de la casa y de tener preparado el plato de comida caliente encima de la mesa, cuando llegara exhausto del arduo trabajo de todos los días), encontró en su cuñada a la candidata perfecta (pues Sarah Palin permanecía suspendida en la nada) para sus fines.


Mujeriego por naturaleza, su condición de hombre casado no era incompatible con el placer que mujeres de moral distraída le proporcionaban, fascinadas por sus músculos de Schwarzenegger.



Cata, que los pelos que tenía no eran de tonta, sospechaba que su marido, aquejado de fuertes jaquecas en los últimos tiempos, alternaba con mujeres de pensamiento libre y cuerpos dispuestos, sufriendo en silencio (como sólo se pueden sufrir las hemorroides cuando no se comparten con un confidente) su amargura.
Cuando su hija Mari tenía edad suficiente para ir a preescolar, contrataron a una asistenta que ayudara a Cata en las tareas domésticas y así ésta dispusiera de más tiempo para hacer ganchillo.




Ana, Licenciada en Turismo, era joven, casi guapa y dominaba tantas lenguas como países había visitado, lo que hizo que Quique pronto sucumbiera a los encantos de la muchacha de forma distinta a como lo habría hecho ante cualquier mujer que no fuera ella, por lo que debía emplear otros métodos para conquistarla. Así empezó a dejarle notas con versos escritos colgados de la pared o en el interior de los armarios, con la precaución de que Cata no las encontrara y se hiciera ilusiones sobre el fuego de la chimenea.


Al principio Ana se mostraba desconfiada y altiva, pero paulatinamente fue predisponiéndose hacia Quique, hasta que transcurridos unos meses, no pudo ocultar más tiempo que estaba enamorada de su jefe y de su cuenta corriente, y en un encuentro fortuito en el aseo, se lo comunicó:
-He luchado contra un sentimiento que gustosa recrearía en ti, y que en la distancia seguiré padeciendo, pues no soy mujer de segundos platos. Decide si deseas para nosotros el platonismo que conocemos, o la consagración de nuestro amor en actos que ignoramos y nos harían felices.


Quique no tomó más de dos instantes en decidir ponerle fin a su unión con Cata, y esa misma tarde interpuso la demanda de divorcio.


Obtenida la nulidad eclesiástica (las cosas bien hechas, bien parecen), Quique y Ana se casaron, tuvieron a la bebita Isa, y como todo lo fugaz con cimientos inciertos sobre tierra poco firme, los días felices (pasión descontrolada) pasaron, llegando las desavenencias; las discusiones; los rumores malintencionados; la falta de confianza y el arrepentimiento de ella por dejarse seducir, hasta el punto de perder la cabeza por un hombre. Ese fue su error.


Quique se volvió a casar con Juani, (sabido es por muchos que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra y que le produzca placer infinito), enamorado hasta el tuétano de ella. Sin duda la mujer de su vida, a pesar de que ella tuvo que marcharse. Después de enviudar de su esposa más querida, cuando ésta alumbró a Edu, reincidente, contrajo matrimonio con Anita, mujer pudiente que aumentaría sus bienes, pero cuyas marcas de varicela mal tratada, le alejaron de su marido, encontrando éste en los brazos de Cati H. un matrimonio más que le facilitaran el camino hacia el record Guiness.


Consciente de las infidelidades de su esposa, determinó cortar por lo sano, una vez más.


Haciendo borrón y cuenta nueva, concluyó su peregrinaje hacia el lado femenino con la tercera Cata (P) a la que en matrimonio se unió, y debido a que la vida Quique acabó antes de formalizar una tesis sobre “El comportamiento de la mujer en el matrimonio y fuera de él”.






Para quien se haya perdido o no se haya encontrado desde el principio, Quique es el mismísimo Enrique VIII (de la casa Tudor) y ellas sus pacientes esposas.

He omitido la situación política del momento (a matarse estaba Inglaterra con Francia y España); los tejemanejes de cierto curilla con mucho poder; las amantes que tuvo, entre las que se encontraba la hermana de Bolena A.; las traiciones y castigos...

Una historia fascinante, pese a que no me hubiera parecido nada fascinante formar parte de ella.





5 comentarios:

Uno dijo...

Es muy malo tener tanto poder y administrarlo a voluntad. Enrique VIII fue un monstruo o un humano sin limites.

La historia es más retorcida que un culebron Venezolano.

Saludos desde tu tierra

Aureliano Buendía dijo...

Como bien dices una historia fascinante pero para verla desde la barrera. Por un momento pensaba si tú eras alguna de las personas del relato, ya veo que no, mejor, los toros desde la barrera.

Un beso desde Macondo.

sofíasaavedra dijo...

A ratos he seguido la serie y parece una realidad inventada con tantos amorios extraños e intrigas por todas partes.

Enrique me parece un rey como todos sobre los que sé algo, caprichoso, conflictivo, infiel religioso y ajusticiador. Fascinante desde la distancia.
Me quedo como estoy :P

Un beso

carlosideal dijo...

Danieluski estas cosas pasan en la actualidad en todos lor reinado. De algunas cosas no enteramos de otras solo hay rumores.
No es estraño que reyes y reinas tengas sus amantes porque sus matrimonios son más por conveniencia que por querencia ni que todos estos personajes duerman separados.

A tus pies me rindo reina.

Un beso.

Daniela Haydee dijo...

UNO: El defecto está en no saber controlar la avarica.
Todos los reyes tienen sus pegas, Enrique no iba ser menos que otros, creyéndose que era tanto.

Saludos desde tu pueblo.

AURELIANO BUENDÍA: Me he librado de esta historia por unos siglos. Ni siquiera me atrevo a elegir papel en esta tragedia "griega".

Un beso para Macondo.

SOFÍA SAAVEDRA: He empezado a ver la serie recientemente, voy por la segunda temporada. He leído tanto sobre esta historia, que la serie no se ajusta a lo que ocurrió exactamente. Es televisión, hay que atraer al espectador.

Un beso.

DISANCOR: Feliz inicio de semana para ti.
Un saludo.

CARLOSIDEAL: Compartían dormitorio cuando necesitaban heredero. Me da la impresión que para ellos era como tener que ir a buscar aquello que se ha olvidado comprar.
Para satisfacer sus instintos elegían otras parejas.

Un beso, rey.