
Asisto a una historia (cinematográfica) de amor difícil.
El tema central, no es el amor, pero es lo que prevalece por encima de lo que se está contando. El cine está lleno de historias improbables entre personajes imposibles y a veces poco prácticos (si yo fuera guionista…) que nos cautivan tocándonos algunas fibras sensibles (todos tenemos un pasado y un presente, el futuro afortunadamente no existe).
El listado que sigue, son películas que en algún momento me impactaron (en la medida y forma que fuere). La vida está llena de momentos... Momentos que pasan (dichosos de nosotros).
Romeo y Julieta: dos familias italianas (fervor conflictivo) enfrentadas, con hijos adolescentes en estado de enajenación mental permanente. Ro y Juli se enamoran (con la intensidad del primer amor, el que se cree que es para siempre y luego se descubre que “siempre” es demasiado tiempo para pasarlo al lado de la misma persona) y anteponen sus sentimientos a los desacuerdos inconciliables de la sangre que corre por sus venas, sacrificándose el uno por el otro (precipitadamente). La impaciencia es mala consejera.
Ghost: Pareja (empalagosamente) feliz (probablemente porque no llevan demasiado tiempo juntos), hasta que él es asesinado y ella empieza a hacer pucheros. Limboneando entre tierra y cielo, el fiambre se pone en contacto con una médium para que le ayude a encontrar a su asesino y de paso despedirse de la ceramista. Ella incrédula, duda de las palabras de la mediadora de espíritus, pero necesita tanto creer que él está en alguna parte cuidándola, que sus reservas desaparecen. Crónica de una despedida anunciada.
Titanic: (una de mis favoritas) señorita de buena posición toma el mismo crucero que dibujante pobretón que gana su pasaje en una apuesta. Una noche, estrellada como ninguna, se conocen, se gustan, se enamoran (todo espress), aprendiendo que las únicas barreras que traban el amor son las que nos imponemos y que en dos segundos se puede amar más que en toda una vida creyendo que se ha amado a alguien. Intenso, intenso, intenso.
Lady Halcón: obispo hechiza a dos enamorados, porque ella no corresponde al beato con su amor (la sotana no le produce el mismo efecto que el rubio de sus sueños). Durante el día ella es un halcón y por la noche él se convierte en lobo, no pudiéndose así unir con alevosía y premeditación que es lo que les gustaría. Un ladroncillo, les ayudará a vengarse del religioso… Con la iglesia hemos retopado.
El curioso caso de Benjamin Button: anciano nace y va rejuveneciendo con el paso del tiempo. Coincide con chica de aspiraciones bailongas a la que se une (hay mucha más paja por el medio, pero la evitaré porque fue lo que menos me gustó de la historia). Ella sigue el proceso habitual de declive del ser humano, al tiempo que él sigue el proceso contrario, peligrando tanto su relación, que bien podrían haberla denunciado por abusos deshonestos a menores. Que les quiten lo bailado.
La boda de mi mejor amigo: (favorita) amigo se casa. Mejor amiga de amigo está invitada a la boda, pero sus intenciones son quedarse con el novio, porque llegadas a cierta edad, algunas quieren lo que se les está escapando de las manos por no haberlo querido tomar antes. Algunos amores son imposibles por la tozudez de sus protagonistas. Quien fue a Sevilla perdió su silla.
Cuando Harry encontró a Sally: (favorita segunda) hombre y mujer se conocen y a lo largo de los años van encontrándose, evolucionando su relación hacia una amistad… solo una amistad, aunque parezca inconcebible. Negar la evidencia es llegar más tarde a lo inevitable.
La película precursora de éste post es Avatar y la frase ante la que me rendí (sin explicar nada más) es: “Te veo”.
El amor, de la clase que sea, hace que veamos lo que no se aprecia, porque los ojos que miran son los del alma perpetrando en las entrañas.