16 marzo 2008

Palabras...


Las historias cambian dependiendo como se cuenten y como se interpreten...


La modorra se apropió de ella. Estaba para el arrastre ulteriormente de haberle escoltado durante parte del día.
Escamaba de él desde hacía determinadas semanas cuando empezó a ingeniar disculpas disparatadas para evidenciar sus aplazamientos, y se asemejaba desasosegado cada vez que ella le interpelaba cómo le había transcurrido el día, pero lo que más le alarmaba era el alejamiento que se había fabricado entre ambos.
“El arrebato sólo dura cuatro años”, le parloteó una amiga.
Su arrebato se ocultó desde mucho antes de deslizarse ese lapso, para perforarse entre los dos la congoja.
Dominaba que la encandilaba, que su postura se debía a que deploraba tenerle que enmascarar que ya no la reverenciaba y que otra fémina encendía su duración, pero requería cotejar que era así, para desperdiciar definitivamente la perspectiva de que residiera a su borde.
Le aguardó a la evasión de su ocupación y prontamente trotó detrás de él con reserva, hasta que se suspendió delante de un portal.
Cuando el hubo ingresado, ella se avecinó postrada. El colofón había aterrizado. No se lo colocaría intricado. Sólo los revelaría yuxtapuestos y él asimilaría que todo había finiquitado. Ni siquiera se lo afearía.
Delante del portal un affiche imploraba: “Propagación de arte cisoria para primerizos”
El órgano se le soliviantó y tirando la puerta, le vislumbró detrás de una vidriera con un faldar blanco, mientras revolvía pizca en una ponchera.
Sus ojeadas se atravesaron. Él se ausentó galopando a su localización manifestando qué había acontecido en el intelecto de ella para que se ubicara allende de extremidad.
-Ambicionaba disponer migaja exclusiva para nuestra conmemoración… Encomiéndate a mí.
La estrujó ladeando el vistazo hacia la preceptora de fogones. Plantar la vacilación, desampararla agrandarse y una vez que se delatara contra él, estimularle la conmiseración de infracción para que nunca más retomara maliciar de él.
Su confabulación había sido una culminación.


* * * *

Un profundo sopor se adueñó de ella. Estaba muy cansada después de haberle seguido duran parte del día.
Desconfiaba de él desde hacía varias semanas, cuando empezó a inventar excusas absurdas para justificar sus retrasos y se ponía nervioso cada vez que le preguntaba cómo le había ido el día, pero lo que más la afligía, era el distanciamiento que se había producido entre ambos.

“La pasión solo dura cuatro años”, le dijo una amiga.
Su pasión había desaparecido desde mucho antes de transcurrir ese tiempo, para abrirse paso entre ambos, la zozobra.

Sabía que la engañaba, que su conducta se debía a que lamentaba tenerle que ocultar que ya no la amaba, y que otra mujer iluminaba su vida, pero necesitaba comprobar que era así, para perder definitivamente la esperanza de que permaneciera a su lado.

Le esperó a la salida de su trabajo y luego caminó detrás de él cautelosamente, hasta que se detuvo delante de un portal. Cuando él hubo entrado, ella se acercó desalentada.
El final había llegado. No se lo podría difícil. Sólo los descubriría juntos y él entendería que todo había acabado. Ni siquiera le reprocharía nada.

Delante del portal, un rótulo rezaba: “Curso de cocina para principiantes”
El corazón se le alborotó y empujando la puerta le vio detrás d de una vidriera con un delantal blanco mientras batía algo en un bol.

Sus miradas se cruzaron. Él salió corriendo a su encuentro detectando qué había sucedido en la mente de ella para que estuviera allí de pie.
-Quería preparar algo especial para nuestro aniversario… Confía en mí.

La abrazó desviando la mirada hacia la profesora de cocina. Sembrar la duda, dejarla crecer y una vez que se revelara contra él, inducirla al sentimiento de culpabilidad para que nunca más volviera a desconfiar de él.
Su plan había sido un éxito.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Daniela.

¡Qué hombre más suspicaz! Aunque cueste creerlo, seguro que el plan fue ideado por la bruja de la profesora de cocina... :)

Un beso.

PD: sin aditivos mucho más "entendible"

Anónimo dijo...

Por palabras mal empleadas o mal recibidas se crean conflictos... Cuidado con el lenguaje y las interpretaciones libres.

Un beso.

Uno dijo...

Trás leer la primera parte (que sin duda sobra) es casi un placer leer la segunda.

Muy listillo le salió la pareja... y muy egoista queriendo tener dos mujeres para él.

Saludos

Anónimo dijo...

Hola Da...

Si no fuerais tan intrometidas, no nos obligaríais a hacer estas cosas... ;)

Un beso.

Anónimo dijo...

¡Daniela!

Qué colega más suspicaz y que mujer tan desconfiada... si es que ya se sabe, tanto va el cantaro a la fuente que al final se acaba rompiendo...

La primera parte parecía un jeroglífico, inintelible aún haciendo un esfuerzo

Dos besos, cocinillas.

Anónimo dijo...

La primera parte lo mejor, la segunda, bufff, más de lo mismo...

Un saludo.

Daniela Haydee dijo...

LA FRUFRÚ

Estoy muy de acuerdo contigo, la profesora es una bruja... ;)

Un beso.

SOFIA SAAVEDRA

¡Justo! Lo entendible puede llegar a no serlo, si lo malinterpretamos y no escoger las palabras adecuadas pueden causar malentendidos.

Un beso.

UNO

No sobra, sin esa primera parte, la segunda no hubiera existido...

En cuanto a lo del "listillo",hasta donde sabemos sólo tiene dos mujeres, pero creo que eran las primeras de un harem... ;)

Saludos.

ZIMBAGÜE

Si os conformárais con lo bueno, no necesiarías lo mejor... ;)

Por otra parte, el responsable de sus acciones es uno mismo, los demás son chivos expiatorios.

Un beso.

CARLOSIDEAL

Los cántaros se reparan para que no se rompan, si intencón hay de conservarlos...

Un beso.

JADE DE SOLANAGE

Echaba de menos esos comentarios tuyos tan instructivos. Sí a todo. A ti no puedo contradecirte.

Un saludo,pues.