22 diciembre 2007

Decálogo bloggero


Después de un exhaustivo estudio de cinco minutos (más tiempo era innecesario), he encontrado las diez claves que harán que tú blog triunfe:

1º.- IMPRESCINDIBLE. Créalo.

2º.-DARSE A CONOCER. Para ello es importante dejar comentarios en otros blogs. Sus responsables, por cortesía, visitaran el tuyo y si tienes un poco de suerte, incluso te escribirán algo.

3º.-NO ESCRIBIR NOVELAS. Intenta no extenderte demasiado o aburrirás al personal y no te acabaran de leer, o te leerán a medias. Sólo los que tienen lectores fijos, pueden permitirse esa licencia.

4º.-IMAGEN. Acompaña tus artículos con fotos… Cuanto más “impactantes” sean estas, tanto mejor, provocarás comentarios de todo tipo, y eso conviene mucho a tus pretensiones.

5º.-EDUCACIÓN. Se atento con las personas que te dejen comentarios y respóndeles con cariñitos y simpatías (aunque lo que te escriban te parezca abominable, sígueles la corriente).

6º.-INFORMACIÓN. Espía otros blogs para averiguar qué temas interesan y cuáles no gozan de reclamo social.

7º.-NO TE CONFUNDAS. Un blog no es un diario. No abuses de los momentos tristes o melancólicos o los mismos se volverán un repulsivo para nuevos y viejos seguidores.

8º.-CUANTOS MÁS, MEJOR . Crea “camaradería” si quieres mantener tu blog con vida. Al menos ellos te leerán y te dirán cosas bonitas aunque les aburras a más no poder, y por muy poco que te guste que te las digan.

9º.- CONSTANCIA. Escribe con cierta frecuencia, al menos una vez por semana, para que no se olviden de ti. Y si no dispones de tanto tiempo, con una vez al mes será suficiente, pero eso sí, no olvides de visitar otros blogs.

10º.- ¿REALMENTE QUIERES QUE TU BLOG TRIUNFE? Escribe porque te apetezca hacerlo sobre lo que quieras y no para que los demás crean que tu blog es fantástico. ¿Es que aún no lo sabes?

Nos reencontramos en el próximo año.

01 diciembre 2007

Causa-Efecto

Deben de haber cientos de formas casuales (tal vez también causales, por lo de asociación de ideas que se conducen entre sí produciéndose el efecto de Hume), de conocer a alguien, pero ¿cuántas hay de desconocimiento de alguien cuya existencia presumías nula?
Hace unos meses alguien hizo llegar a mi dirección de correo electrónico: “Encara sóc amb tu” (Aún estoy contigo”). Lo primero que pensé es que se trataba de un error y que la persona que lo enviaba, había escrito mal la dirección de e-mail del destinatario… Luego pensé que tal vez el pasado estaba volviendo al presente para recordarme que la ausencia no condena el olvido, ya que la fracesita en cuestión, podría bien formar parte de la retahíla de muchas otras típicas de alguien que se ocultaba tras un correo falso para que no supiera de quien se trataba y que al mismo tiempo estaba utilizando mi segunda lengua (la de algunos mediterráneos) para que cavilara sobre la posibilidad de que podía ser él…
Causa-efecto.
Es descabellado, pero el funcionamiento de su mente es similar al funcionamiento de la mía cuando mis neuronas no tienen sabañones, y no dejaba de ser una probabilidad… Por último, después de leer varias veces aquellas cuatro palabras, como si repetirlas tantas veces resolviera algo, fui alimentando “malas ideas” con cierta actitud defensiva… “nadie está conmigo a menos que YO considere que así debe ser, ¿he sido CLARA?”, y decidí ser también escueta en el correo que envié: “Jo també sóc amb mi mateixa” (Yo también estoy conmigo misma)… En condiciones normales (y aquellas no lo eran porque estaba algo desconcertada), hubiera sido MÁS educada y le hubiera devuelto el e-mail con holas y adioses, pero no era mi intención ni siquiera parecerlo…
Causa-efecto.

A los pocos días recibí otra frase de la misma persona: “Se le llama… luz? Esperar la luz?” (no, se le llama... y .... y también...), pero esta vez firmaba el correo con nombre masculino. Si antes no iba conmigo, ahora tenía las seguridad de que sí, y durante varias semanas debatimos en correos que no alcanzaban las tres líneas sobre la “ luz” (sobre dónde se encontraba ésta; sobre lo que llenaba y rodeaba con su resplandor...) hasta el agotamiento de sandeces vertidas entre los dos,
para luego pasar a otros grandes temas de filósofos “la espera” "la actracción", "la diversidad"...
Causa-efecto.
No dejan de ser “conversaciones” surrealistas en las que cada vez tengo mayor desconocimiento sobre un desconocido (¿conocido?) que por azar o con intención encontró respuestas (¿qué buscaba?) a sus meditaciones e-mailística, pero lo importante no es el suceso en sí, sino que a raiz del mismo, la reflexión tomó su lugar y tras ella la pregunta metafórica del momento:
¿Y si todos escribiéramos una frase sin sentido aparente a un desconocido…?
“Ahora te toca a ti”