En Estados Unidos, Obama gana de nuevo las elecciones presidenciales “four
more years”, y los principales partidos políticos de nuestro país coinciden en que es una buena noticia, pese a
que políticamente disten años luz con el reincidente.
Tener buenas relaciones con Estados Unidos conviene y tal vez Raj-oy,
recorto mañana, aspira a poner los pies sobre la mesita de centro de Barack,
como hizo su antecesor de bigote, para constatar el buen entendimiento
existente entre ambos países. Si la instantánea se produce, esperar cabe del
Premio Nobel a la paz 2009, que no le esté comunicando en ese encuentro al
gallego sus intenciones de invadir ningún país de Oriente Medio.
“No es el momento” ha considerado alguna que otra voz con la mente
puesta en las “pérdidas” que esto causa a las empresas. Siguiendo este
planteamiento productivo-económico, no está de más mencionar que si bien hay “pérdidas”,
también ahorro en el impago de un día de trabajo, que repercutirá en la nómina
de los que salen a la calle (ahorro = ganancia), y es que mostrar
disconformidad con la política austera y asfixiante que se lleva a cabo, cuesta dinero… A TODOS.
El popular que maneja el cotarro debería esforzarse menos en agradar al
“ajeno” (al otro lado del charco) y preocuparse más de contentar a los millones
de “propios” a los que ahoga deliberadamente con sus gestiones, intenciones
aparte.